En un instante, todas las pistas que había ignorado deliberadamente, encajaron.
El arrepentimiento por haber empujado a su pareja destinada al abismo personalmente, casi consumió el corazón de Carlos.
Estaba a punto de agarrar al viejo vidente por el cuello, de rugir y exigir saber si esa adivinación era cierta, cuando el enlace mental de Diego Herrera irrumpió en su mente.
"¡Carlos! ¡¿Dónde demonios estás?! ¡Nos llamas a todos a la tienda principal para verte, y luego desapareces! ¡¿A qué mierda estás jugando?!"
Carlos cerró los ojos con desesperación, el espeso sabor a sangre subió por su garganta y su voz fue débil. "Valen, ¿se ha puesto en contacto contigo?"
Diego sonó como si hubiera escuchado el chiste más ridículo del mundo, su burla hizo que las sienes de Carlos palpitaran.
"¡¿De qué diablos estás hablando?! ¡Carlos! ¡Todo el mundo en Bosque Negro sabe que esa perra de Valen te ha estado siguiendo como un cachorro desde que éramos niños! ¡Si está ignorando tu enlace, el enlace