Dominic había decidido regresar a la ciudad para ponerse al día con su trabajo pendiente. Violet anhelaba poder quedarse otros días más para brindar compañía a la tía Regina, no obstante, el deber la reclamaba. Ahora que contaba con un empleo, no podía darse el lujo de faltar en su primer día.
—Espero que vengas pronto y me encuentren con vida, mira que no sabemos cuándo será la última vez que veamos a alguien —emitió Regina, provocando que la joven la observara espantada por sus palabras.
—¡Tía! No diga eso —reprochó Violet con seriedad—. Aún le quedan muchos años de vida y prometo que vendré a visitarla antes que acabe el año, ¿De acuerdo?
—Bien, espero que cumplas tu promesa. Y por favor, trae a un chico la próxima vez —susurró esto último para que solo ella escuchara, pero Dominic, que se encontraba cerca, logró percibirlo.
Notó el sonrojo en las mejillas de Violet, y ocultó una sonrisa divertida ante las ocurrencias de su tía.
—Ya es tarde, debemos irnos —mencionó Dominic, c