122.
Me tomaron con un poco más de violencia de la que yo hubiese querido. De todas formas, prácticamente yo me estaba entregando a lo sucedido; no tenían por qué empujarme al auto de la forma en que lo hicieron. Pero aún así me tomaron con fuerza por el brazo y me arrastraron hacia el auto que tenían unos metros más allá. Le di un último adiós a la camioneta, como si al despedirme de ella me estuviera despidiendo de todo mi pasado. Por alguna razón, presentía como si aquello me costara la vida. Pero no, la estrategia debía salir bien.
Elisa había forjado su reputación con mano dura, pero después de haberla forjado, aquella reputación la había precedido. Junto con Alejandro, pasamos varias horas tratando de encontrar cuáles habían sido las últimas ganancias de aquella mujer, pero ciertamente parecía que llevaba muchísimo tiempo sin un enfrentamiento directo. Tal vez el miedo que muchos mafiosos ya tenían de ella era suficiente para no tener que enfrentarse a nadie. Todos corrían en cuanto