111.

Ya debía acostumbrarme al insomnio. Era algo que me acompañaba en mi día a día... mejor dicho, en mi noche. Pero todo lo que había pasado me arrancó el sueño, a pesar del cansancio, a pesar de que Evangeline dormía a mi lado. Puse mi mirada hacia ella y la vi.

Era tarde en la madrugada. Era consciente de que a ella también le había costado muchísimo dormir, pero al final lo había hecho, y eso me alegraba. Necesitaba descansar. Llevaba mucho tiempo despierta en vela, pensando en cómo solucionar los problemas en los que, según ella, nos había metido. Pero yo sabía que era así. Parte de esos problemas eran míos también. Yo la había orillado, sin querer, a hacer todo lo que había hecho, porque me tenía miedo, porque me tenía desconfianza.

A pesar de todo, para mí era tan difícil entenderlo... Mirarla a la cara, creer que era ella realmente. En cuanto la vi sin el maquillaje, yo sentí que mi mundo se desmoronó, porque no tuve ninguna duda entonces de que era ella, que era la mujer que yo h
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