**Alejandro**

La entrevista en vivo era a las 7:30 p.m. en horario estelar.

Tenía el nudo de la corbata un poco suelto, como me gustaba cuando quería parecer relajado, pero esta vez no había nada relajado en mí. Valentina estaba sentada a mi lado, vestida de blanco, sin joyas, sin maquillaje cargado. Pura. Cruda. Real.

Ella era la verdad. Y yo… solo intentaba estar a su altura.

Frente a nosotros, las cámaras del noticiero más visto del país. Dos periodistas afiladas. Un set con luz cálida que no alcanzaba a disimular la frialdad del juicio público que se avecinaba.

—¿Qué le dirías a la mujer que asegura tener un hijo tuyo? —preguntó una de ellas, directo al cuello.

Respiré. Miré a Valentina. Y respondí:

—Le diría que si de verdad existe ese hijo, estoy dispuesto a hacerme la prueba de paternidad mañana mismo. Pero que deje de prestarse a una mentira orquestada con fines oscuros. Esta mujer, Aurélie Chastain, apareció semanas después de que Valentina y yo rechazáramos un acuerdo con Ma