Capítulo 10. La Sincronía del Destino: Valentina
La propuesta me aturdió aún más. Un café. Con Alejandro De la Espriella. En medio de mi crisis familiar. Mi mente luchaba por procesar la magnitud de la situación. ¿Por qué alguien como él se fijaría en mí, una diseñadora con problemas económicos y un hermano desesperado? Sentí una extraña mezcla de miedo y una atracción irrefrenable.
El taxi, al ver que no me movía, hizo un leve sonido de bocina. Alejandro, sin apartar sus ojos de los míos, hizo un gesto al conductor, indicándole que podía irse. El taxi se alejó, y yo me quedé allí, parada, con el corazón martillando contra mis costillas.
No supe qué me impulsó. Tal vez fue la intensidad de su mirada, la sinceridad en su voz, o la secreta esperanza que aún albergaba. Saqué mi teléfono de mi bolso, con las manos temblorosas, y se lo tendí. Él lo tomó, sus dedos rozaron los míos, y el contacto fue una descarga eléctrica que me recorrió el cuerpo. Marcó su número, me hizo una llamada perdida y guardó mi teléfono con una sonrisa.
"Perf