Soren
Caigo de rodillas. Mi corazón se detiene. La tierra tiembla bajo sus pies descalzos. Ella… ella cambia. Frente a nosotros. Ante toda la manada.
— Por los Antiguos… no puede ser…Ella está ahí. Más hermosa, más salvaje que nunca. Su piel brilla con un resplandor lunar. Sus ojos… joder… dorados, rasgados como los de un depredador.
Kael
— ¿Qué es esto…? ¿Quién eres, Ivy?
Ella sonríe. Una sonrisa de lobo.
Ivy
Lo siento, al fin. La verdad que estalla en mis venas. No soy su debilidad. Soy su reina. Su maldición. Su salvación.
— Soy la que ustedes han llamado. La que estaba dormida. Ahora… estoy despierta.Lyam
La miro, incapaz de moverme. Cada fibra de mi ser grita por unirme a ella. Por adorarlo. Por seguirla hasta el infierno.
— Nos has mentido.Ella sacude la cabeza.
— No lo sabía. Pero ahora… se acabó. No nos ocultamos más.Ivy
Levanto la vista hacia la luna. La sangre de Maelis aún pulsa en la tierra. Y sé. Sé lo que debo hacer.
— Vamos a cazarlos. Vamos a destruirlos. Y caminaré sobre sus cenizas.El aullido que se escapa de mí rasga la noche. Salvaje. Absoluto. Y esta vez… son ellos quienes me siguen.
Kael, Soren, Lyam (juntos)
— A ti, Ivy. A nuestra Reina.Ivy
El viento golpea mi rostro mientras lidero la manada. Mis pies descalzos se deslizan sobre el humus, pero no tropiezo. Todo es más claro, más instintivo. La sangre, el miedo, la rabia — todo me llama.
Ya no soy una presa. Soy la cazadora.Los siento detrás de mí. Mis tres alfas, sus respiraciones ásperas, sus músculos tensos, listos para todo para seguirme hasta el infierno. No se atreven a hablar. Saben. Esta noche, la reina ha tomado su corona.
Kael
Ella corre. Joder, vuela. Y yo, tengo el aliento entrecortado, las tripas anudadas por el orgullo y el miedo. Ella va demasiado lejos. Pero no puedo detenerla. Porque la quiero así. Salvaje. Imparable. — Ya no es la misma… murmuro. — No, gruñe Lyam. Es lo que siempre ha sido. Solo hemos sido demasiado tontos para verlo.El camino se estrecha, el bosque se oscurece. La guarida de los bastardos no está lejos. Aquellos que se atrevieron a levantar la mano sobre nuestra sangre. Sobre Maelis.
Soren
Mi garganta arde al verla así. La luna acaricia su piel desnuda, cubierta de sangre y tierra. Ella es divina. Ella es mortal. — Dime que los degollamos a todos, Ivy, murmuro.Ella no responde. Su mirada dorada se clava en la mía. Y entiendo. Esta noche, soy de ella. Y esta noche, quiere sangre.
Ivy
Están ahí. Los siento. Escondidos tras las rocas, pensando que la noche los protegerá. Miserables. Sonrío. — Acorralémoslos.Mis palabras resuenan. Y mis alfas obedecen. Ninguno discute. Ninguno se lo cuestiona.
Avanzo, sola. Mi corazón late, pero ahora es un corazón de bestia.
— Salgan… o iré a buscarlos.Una risa se eleva. Un hombre, alto, marcado. Su olor me da náuseas.
— ¿Qué es esto? ¿Una humana que ladra? Me divierten, chicos.Sonrío. Luego salto.
Kael
Joder. Ella está sobre él antes de que podamos movernos. Sus garras se clavan en su garganta, sus colmillos desgarran su carne. El grito que emite… lo recordaré toda mi vida. Ivy le abre el vientre ante nuestros ojos. No hay una vacilación. Ni un segundo de piedad.Ivy
La sangre corre sobre mi lengua. Es buena. Es perfecta. Y sé que esto es solo el principio. Me enderezo, jadeante, los labios rojos. — ¿Quién es el próximo?Lyam
Estamos masacrando. A todos. Ninguno sobrevive. No esta vez. La miro, y sé que acabamos de liberar un demonio que nunca podremos encerrar de nuevo. Y joder… estoy loco por ella.
Cada grito, cada gemido de muerte, es por ella. Por nuestra Reina.
— ¿Quieres que los dejemos en pedazos, o que lo quememos todo, Ivy?Ella se limpia la sangre de las mejillas.
— Todo. Quiero que no quede nada. Que se sepa lo que le pasa a quienes tocan a mi manada.Soren
Ella habla de mi manada. Y, sin embargo… no siento ninguna rabia. Solo orgullo.
— Mi Reina… susurra Lyam. Y joder, lo repito. — Mi Reina.Ivy
Caen a mis pies, ensangrentados, jadeantes. Mis tres alfas. Más que ellos, ahora. Y yo. El mundo entero podría arder que solo sentiría esto: su devoción, su deseo, su amor salvaje. — Regresamos, murmuro. Es hora.Asienten. Pero veo sus miradas. No aguantarán hasta el dominio. La necesidad está ahí. Primal. Animal.
Kael
Rompo. La empujo contra un árbol, mis manos tiemblan. — Ivy… Te lo ruego… no puedo esperar.Ella no dice nada. Sus piernas se envuelven a mi alrededor.
— Tómame, Kael.Soren
Gruño. Mi bestia aúlla. La tomamos aquí. Ahora. Me acerco, mis dedos se deslizan en su cabello empapado de sangre. — La tomamos juntos.Lyam
Ya no resisto más. Desabrocho mi pantalón, el aliento entrecortado.
— Que nadie nos detenga. No esta noche.Ivy
Y ellos me toman. Allí, en el bosque, en medio de los cadáveres aún tibios. Salvajes, brutales, hambrientos. Me pierdo en ellos, me convierto en suya, una última vez.
Sus colmillos en mi piel, sus garras en mi carne.Y en el aire… el aullido de la Reina.
Capítulo 1 – El llamado de la lunaHiedraEl bosque respira. Cada rama cruje como si escondiera un secreto. El aire está cargado de humedad, resina y algo más… algo antiguo. Camino sin hacer ruido, mi aliento entrecortado, los pasos livianos como sombras. La noche abrasa, densa, sofocante. Como si el mundo entero contuviera la respiración.No debería haber venido.Lo siento en los huesos.Algo me sigue.Aferro la tela de mi vestido. Mi corazón golpea con violencia. No veo nada, pero lo percibo: una presencia que me acecha. Invisible. Salvaje. Implacable.Un crujido entre las hojas.Me detengo en seco.La oscuridad se espesa a mi alrededor. Mi garganta se cierra. Quiero correr, girar sobre mis talones, escapar. Pero mis piernas se niegan.Y entonces los veo.Tres pares de ojos brillan en la penumbra.Sombras vivas, deslizándose entre los troncos como depredadores en cacería. Lentamente emergen de la nada.No son hombres.Son bestias.La luna revela sus siluetas. Altos. Desnudos. Irreal
Capítulo 2 - La marca del deseoHiedraQuisiera protestar. Gritar. Huir.Pero mi piel arde. Mi aliento se quiebra.Están demasiado cerca.KaelMe deslizo detrás de ella, el pecho apenas rozando su espalda.Puedo sentir cada emoción que la atraviesa.Pelea. Lo noto en la tensión de sus hombros, en cómo aprieta los dedos contra la tela de su vestido.Pero no se aparta.—¿Quieres luchar, Ivy?Mi voz es un susurro que se enreda en su cuello.Su respiración se acelera.—Entonces lucha.¿Cómo se lucha contra uno mismo?LyamEs sublime, atrapada entre nosotros. Su cuerpo tiembla, sacudido por una ola que apenas comienza.Lo veo. Lo siento.Aún no lo entiende. Pero su alma ya nos llama.—Mírame.Tomo su barbilla con cuidado. Ella tiembla.Sus ojos se alzan hacia los míos. Una tormenta eléctrica ruge allí.Está cediendo.HiedraMis piernas flaquean. El pensamiento se deshace.—¿Qué me han hecho...? —susurro.SorenFinalmente, hablo.Mis palabras son escasas, pero cuando llegan, atraviesan.—No
Capítulo 3 – El equipoHiedraCorro.El aire nocturno me azota la cara, pero no puedo escapar de su presencia.Están ahí.En todas partes.En mi aliento entrecortado, en el calor que no abandona mi piel, en la emoción que aún me atraviesa.Me marcaron.Y me aterra.Me hundo en el bosque, la oscuridad devorando mis pasos desbocados. El corazón me late con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho.—Corre todo lo que quieras…La voz de Kael resuena. Está cerca. Demasiado cerca.Me doy la vuelta, pero no hay nadie.Solo la oscuridad vibrando. El silencio, opresivo.Una risa se desliza a mi izquierda.—Entraste, ¿verdad?Es Lyam esta vez.Aprieto los dientes.—¡Salgan de mi cabeza!—No estamos ahí —susurra Soren, su voz apenas un aliento tras mi espalda.Me congelo.Están aquí.Su presencia me envuelve como una sombra viva.Cierro los ojos un instante, tratando de recuperar el control. Pero al abrirlos, Lyam está justo frente a mí.Sin ruido. Sin advertencia.Solo él.—Déjate ir.Re
Capítulo 4 – Bajo su agarreHiedraLyam me arregla. Sus ojos dorados arden con una intensidad que me inmoviliza.Avanza. Lento. Con esa seguridad aplastante que me hace querer huir… o lanzarme sobre él.—Mírame —susurra.No quiero.Quiero desaparecer.Pero mis ojos se elevan, lo encuentran.Y ya está.Caigo.En ese abismo incandescente que me abre sin decir una palabra.En ese vínculo invisible que me envuelve, que me asfixia y me abraza al mismo tiempo.Sonríe. Casi satisfecho.—Entonces…Calor tras mi espalda.Kael.Su presencia es un veneno. Una trampa.Ni siquiera necesita tocarme para que mi piel se estremezca con su aliento.—Eres tan reactiva, Ivy…Su voz me roza el cuello como una caricia.Cierro los ojos. Mi respiración se descontrola.—No…—No mientas —interrumpe Soren, su voz profunda corta el aire.Él también se acerca. Más lento. Más contenido.Pero su mirada es una promesa que me desarma.Me estudia. Cada temblor. Cada latido desbocado de mi corazón.—Sientes el vínculo,
---Capítulo 5 – La intoxicación del enlace---HiedraMi aliento es corto.Mi piel arde bajo sus miradas.Están allí, rodeándome, como un círculo de fuego que espera, paciente, que la presa se rinda.Pero no soy una presa.Me niego a serlo.Y aun así... mi cuerpo me traiciona.Lyam.Kael.Soren.Su sola presencia hace vibrar algo en mí. Algo primitivo. Salvaje. Desconocido.Algo que me aterra.—Para… —susurro, con la voz hecha cenizas.Kael se ríe. Esa risa suya, baja, ronca, peligrosa, hace que mi estómago se contraiga.—¿Parar qué, Ivy?Está detrás de mí. Su pecho contra mi espalda.Su mano recorre mi brazo, lenta, hasta enredar sus dedos con los míos.—¿Parar de tocarte?—¿Parar de darte lo que deseas? —murmura en mi oído.Me enojo.Quiero escapar.Pero también... quiero rendirme.Entonces Soren irrumpe con su voz de acero.—Ella todavía pelea.Su mirada me atrapa. Oscura. Incisiva.—¿Para qué?Mi garganta se cierra.¿Para qué...?Porque esto es una locura.Porque es imposible.Po
--Capítulo 6 - El Despertar del Enlace---HiedraNo puedo respirar.Su calor me envuelve.Su presencia me abruma.Y, sin embargo, en vez de huir… mi cuerpo lo busca.Es una locura. Un peligro.Pero también una certeza.Lo siento en mi sangre. En mis huesos.—Detén… —susurro, mi voz temblando mientras me alejo.Lyam me observa con una sonrisa ladeada.—¿Detener qué, Ivy?Kael se inclina hacia mi oído, su voz como un susurro ardiente.—Dinos lo que sientes.Cierro los ojos. Niego con la cabeza.No puedo. No debo.Pero entonces, Soren da un paso.Su mirada me atraviesa.—Esto no es una elección —murmura.Alza la mano. Sus dedos rozan mi mejilla.Una descarga atraviesa mi piel, me sacude entera.Retrocedo, jadeando.—Es una certeza.El suelo desaparece bajo mis pies.Y dentro de mi pecho, algo se rompe.---LyamElla sigue luchando.Pero ya lo sabe.Su cuerpo nos reconoce.Su alma nos llama.Extiendo la mano y rozo su cuello con la yema de los dedos.Se estremece violentamente.—¿Lo sien
---IvyEl silencio entre nosotros está cargado de demasiadas cosas.De deseos inconfesables.De verdades que me niego a escuchar.De algo más fuerte que yo.Sus presencias me envuelven. Lyam, dominante e implacable. Kael, juguetón y esquivo. Soren, frío e implacablemente paciente.Me observan como una presa, pero no es el miedo lo que hace temblar mi aliento.Es esa sensación insidiosa que se enrosca a mi alrededor.— Suéltame, susurro, sin creerlo.Ninguno de ellos se mueve.Kael desliza un dedo a lo largo de mi brazo.— ¿De verdad quieres que paremos?Su voz es una caricia contra mi piel.Mi cuerpo me traiciona. Cierro los ojos, un escalofrío incontrolable recorriéndome.Están demasiado cerca. Demasiado ardientes.Y yo... estoy a punto de hundirme.---LyamElla es magnífica en este intermedio, al borde de la rendición.Siento su respiración entrecortada, su piel temblando bajo nuestra proximidad.Ella lucha.Quiere huir.Pero ya está atrapada.Deslizo una mano en su cabello, oblig
IvyEl silencio se alarga, denso, eléctrico.No puedo moverme.Sus miradas me rodean, sus alientos me rozan, sus presencias me aplastan.Cada fibra de mi ser grita que resista.Pero algo, en el fondo de mí, vacila.Un instinto primitivo. Salvaje.Algo antiguo, enterrado.Y ellos… ellos lo saben.Lyam es el primero en romper el silencio.— ¿Todavía luchas?Su voz grave ruge en el aire como un trueno.Apreté los dientes.Sí. Lucho.Pero mi cuerpo lo traiciona.Mi respiración es demasiado rápida. Mi pulso late con un ritmo frenético.Ellos lo sienten.Y eso es lo peor.Kael esboza una sonrisa. Una sonrisa peligrosa, una sonrisa de depredador que sabe que su presa está atrapada.— Ivy…Se acerca lentamente, felino, amenazante.— Mírame.Cierro los ojos.Pero lo siento todo.Lyam detrás de mí, su pecho ardiente contra mi espalda.Soren a mi derecha, silencioso pero implacable.Kael frente a mí, sus dedos rozando mi brazo, creando escalofríos incontrolables.— Nos sientes, susurra.No es un