Lyam
Me acerco a ella, le susurro:
— Vamos a lavarte, mi Reina. Y después… duermes.
Ella sonríe débilmente, luego asiente.
— Pero quiero que ustedes se queden… quiero sentirlos… otra vez.
Ivy
Me escoltan hacia adentro. Las grandes puertas se cierran detrás de nosotros. Oigo a las sirvientas moverse, pero Kael gruñe, despidiéndolas con un gesto brusco.
— Nadie. Nosotros nos encargamos de ella.
El baño está listo. Una gran tina humeante. Lyam me levanta suavemente y me deposita en el agua. El calor me arranca un gemido.
Kael
Tiemble al verla deslizarse en el agua. Sus pechos emergen a la superficie, la marca de mis colmillos aún visible en su garganta. Me aprieta la garganta.
— Déjanos, Ivy… déjanos adorarte.
Soren
Nos desnudamos sin vergüenza y nos unimos a ella. Me siento detrás de ella, mis manos la masajean, deslizan sobre su vientre, sus caderas.
— ¿Sientes… lo que te hicimos… lo que te quitamos… y lo que te dimos?
Ella asiente, con lágrimas en los ojos.
— Sí… siento todo.
Lyam
Tom