–Hola.
–Maggie, ¿cómo estás? –preguntó Richard al teléfono.
–Bien, ya sabes como siempre.
Richard tampoco sabía sobre Beauxx, me sentí mal al principio por no comentarle y sobre todo y no contratarlo para los asuntos legales en la empresa, pero no quería que nadie se enterará sobre esto y tenía miedo de que todo fuera un fracaso tomando en cuenta la posibilidad de que lo contará a Sean.
–Te llamó porque los documentos están listos para firmar –mencionó –. Sé lo mucho que te disgusta ver a Sean y por eso te llamó personalmente, te invitó a almorzar, ¿qué dices?
–¿Hoy?
–Estás ocupada.
–Bueno planeaba llevar a Johan a almorzar, pero si quieres acompañarnos también irá Dewey.
–Dedícale tiempo al pequeño Johan, pero me gustaría dejar este trámite terminado antes del fin de semana, dime donde estás y llevo los documentos.
–No te preocupes, yo pasó ahora por la oficina.
No le podía decir que estaba en mi empresa secreta, al despedirnos me apresuré a terminar, dejé pendiente algunas c