Al día siguiente, por la tarde, fueron a esquiar.
Los chicos tenían instructores, pero Charly y Sebastián dominaban el sky, si bien no eran profesionales, dominaban ciertas caídas desde lugares más altos que los principiantes.
-Bajen ustedes, nosotros seguimos dos subidas más y luego volvemos.
Todos los chicos se quedaron expectantes.
Ya los tenían de ídolos y ahora estaban preparados para verlos deslizarse, más que para disfrutar su tarde entre ellos.
Cuando iban bajando, las chicas le dedicaban suspiros y los varones admiración.
Charly llegó unos segundos antes que Sebastián y éste le reclamó.
-Saliste antes, no vale.
-No, vos fuiste más lento.
-Siempre hacés lo mismo.
-Siempre te gano.
-En las leñas, una vez te gané yo.
-Escuchate, una vez.
Los alumnos los escuchaban y muchos se preguntaban cómo podían darse esa vida, casi lujosa, siendo profesores.
Algunos recordaron los autos que solían manejar y se dieron cuenta que no eran autos comunes, al menos no lo eran en comparación con ot