Vivieron una luna de miel de ensueños, disfrutando cada segundo que pasaban juntos, simplemente se amaban.
Charly ya no tenía dudas que siempre le iba a ser fiel, perderla no era una opción.
Quería tenerla toda su vida.
La miraba y veía a la mujer que ya era suya.
Ya no era la estudiante que él veía desde lejos.
Su realidad era increíble.
Barbie era su luz y su cielo.
Ella sentía que lo amaba con su vida, y lo elegiría una y mil veces.
A él le encantaba protegerla, cuidarla, mimarla.
Compartieron aventuras alucinantes en su luna de miel y ambos sabían que era el comienzo de la vida que habían elegido juntos.
Pasearon por España, Alemania, Países Bajos, Italia y terminaron en Mónaco.
Barbie no estaba acostumbrada a tanto lujo, cada tanto le preguntaba si no estarían gastando demasiado.
Eso le encantaba a Charly, ella no tenía idea de la inmensa fortuna que poseían, porque más allá del acuerdo prenupcial, en éste momento, Barbie, tenía acceso a una cuenta corriente con muchos ceros y no