Capítulo 10
Ricardo detuvo mi carruaje y me habló con tono suplicante.

—Talia, ¿puedo hablar contigo?

Me bajé del carruaje y miré al hombre que una vez me había causado tanto dolor. En la ceremonia, no lo había observado con cuidado, solo noté su vestimenta harapienta, pero ahora que lo veía bien, hasta parecía que había envejecido mucho, ya no tenía nada de su antigua belleza.

—Di lo que tengas que decir rápido que estoy muy ocupada.

Mi respuesta hizo que mostrara una expresión herida, pero rápidamente la cambió a una mirada tierna.

—Acabo de ver tu ceremonia, felicidades, ahora realmente eres radiante y encantadora.

—Si solo son cortesías, no hace falta que las digas. Estoy muy ocupada, me voy.

—¡Espera! —extendió la mano para detenerme cuando quería subir al carruaje, luego juntó las manos y me habló con humildad— Talia, nosotros, ¿podemos empezar de nuevo? Eché a Liliana, esa mujer no se compara contigo para nada. Ahora me doy cuenta de lo terriblemente equivocado que estaba antes, por favor,
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