Pero solo me reí y no le di más vueltas al asunto, después de todo, tenía muchas cosas que hacer.
Pasó otro año y, bajo mi liderazgo, gradualmente reconquistamos varios países pequeños que intentaban invadirnos y llegamos a acuerdos con algunos países con los que podíamos convivir en paz.
Sin darnos cuenta, la manada Silvana se había convertido en la manada más grande, próspera y pacífica de toda la Federación Lunaargentina.
Para reconocer mis logros, el Rey Alfa organizó una gran ceremonia en el palacio, otorgándome méritos de honor y estatus noble.
Parada en el estrado principal, mi estado de ánimo estaba lejos de la calma que mostraba en la superficie.
Ya no era más una renegada a merced de otros, sin hogar fijo, ya no era más la "Sombra" enmascarada y sin nombre.
Yo era Talia Luna I, la primera alfa femenina en la historia de la Federación Lunaargentina.
¡Creo que recordaré este día para siempre!
Solo que, cuando escoltaba el carruaje del Rey Alfa, en la siguiente parte de la cerem