Capítulo 87. La mejor forma de amanecer.
En la habitación, la luz del sol se deslizaba como una caricia suave. Sebastián fue el siguiente en abrir los ojos. Tardó unos segundos en ubicarse. No porque no reconociera el lugar, sino porque lo que tenía entre sus brazos era irrealmente perfecto.
Melisa.
Dormía abrazada a él. Su cabeza reposaba sobre su hombro, una de sus piernas estaba entrelazada con la suya y su mano, pequeña y tibia, descansaba sobre su pecho.
Por un segundo, se preguntó si era un sueño, luego recordó que su hijo también debía estar con ellos, sin embargo, por más que lo buscó no lo vio. El pequeño ya no estaba allí.
Sebastian se sintió por un momento culpable, en la madrugada se despertó con Bastián enredado en sus brazos, sin que nadie se diera cuenta movió un poco al niño y en seguida noto como Melisa fue detrás de él, instintivamente el amor de madre la llevó hacia su bebé.
Él se bajo de la cama y se subió del otro lado, pegándose a su esposa y abrazando a ambos con sus largos brazos, asi volvió a cerrar