-Vamos a casa- sentenció Lucas, quien no pensaba quedarse en el hospital velando a su padre, más allá de la situación delicada en la que se encontraba el hombre, aún sentía resentimientos por él..
-Está bien- respondió la castaña, quien tampoco quería quedarse más allí, desde lo que le había sucedido, las clínicas le daban escalofríos- llevemos de pasada a Melisa a su casa.
Una vez en la puerta del monoambiente de la joven, Melisa abrazó efusivamente a su jefa.
-Mañana prepara el estómago, voy a llevarte un abundante almuerzo.
Sofía sonrió ante esto, Melisa era una mujer maravillosa, y ella era la que tenía la suerte de habérsela cruzado en esta vida.
-No puedo esperar- Exclamó divertida.
Lucas enarcó una ceja, sintiéndose confundido por la conversación en la que claramente no era parte.
-Adiós señor.
-Adiós Meli- Saludó el magnate.
Mientras la pareja viajaba en el coche a su casa, Lucas no pudo evitar que la curiosidad lo venciera y preguntó:
-¿A qué se refería con la comida de m