Aisha parpadeo, aún adormilada, pero la mirada de Alejandro la despertó por completo.
— Alejandro... ¿Qué ha pasado? — su voz es suave pero con un toque de cautela — no entiendo qué haces aquí.
— Te prometí un cambio, Aisha, y lo haré — habla con ternura — María estará aquí para cuidarte cuando no pueda estar a tu lado.
Aisha asiente, con una mezcla de emoción y prudencia en sus ojos. Siente el peso de la promesa de Alejandro y la sinceridad en sus palabras pero hay algo que no deja confiar del todo en su esposo.
— Quiero creer en nosotros pero mucho me temo que está vez necesitaré algo más que palabras de tu parte, deseo ver un cambio entre nosotros.
— Te juro que voy a demostrarte con hechos que cambié. Entiendo tu desconfianza y volveré a recobrar todo aquello que perdí con mis malas decisiones.
— Eso espero, no creas que no te amo — su voz se quebró — pero te digo que mi amor por mi hijo y por mí es superior al que te tengo a ti.
— Lo entiendo, prometo ser alguien diferente para