146. Volver con la frente en alto
El esposo de Vanessa ha sido llevado a prisión esta misma noche. Hace menos de una hora lo sacaron de la casa, lejos de la vista de sus hijos, quienes, gracias a Dios, estaban dormidos, ajenos al caos que los adultos intentábamos resolver. Es un alivio para todos, pero sobre todo para Vanessa.
Por suerte, ella ha contado con la atención y el apoyo incondicional de David. Él no se ha separado de su lado ni un solo segundo. Ahora mismo van saliendo de la casa. David la llevará a urgencias para que la atiendan, y luego la acompañará a la estación de policía más cercana para que pueda presentar su declaración y comenzar el proceso legal.
Mientras tanto, yo me quedo aquí, en la habitación de los pequeños, sentada junto a sus camas mientras los observo dormir profundamente, abrazados a sus juguetes. Sus pequeños pechos suben y bajan con calma, ajenos al infierno que casi les estalla dentro de su hogar. Los miro y no puedo evitar preguntarme cómo serán mis propios hijos algún día.
¿Cuántos