174. Las vueltas de la vida
Antes de regresar con Danna, Bárbara y yo caminamos hasta la cocina, supuestamente en busca de un vaso de agua. Las dos llevamos el mismo nudo en la garganta, ese que no se va con respiraciones profundas ni sonrisas forzadas. Y, por alguna razón, en vez de ser decentes y tomar agua de la jarra elegante que hay sobre el mostrador, abro la nevera y agarro sin permiso el jarrón de jugo de naranja. Lo sirvo en dos vasos como quien roba un respiro.
Bárbara toma un sorbo y suspira, agotada de ella misma.
—No soy buena para Danna…
—Pero sí para muchas otras cosas.
—Para dar vueltas en el tubo —murmura con media sonrisa amarga.
—Nunca te he visto. Tendré que comprobar eso.
Ella arquea una ceja.
—¿Y cuándo pretendes ir a verme?
Me quedo pensando, recorriendo mentalmente mi agenda que cada día parece más pesada. Noviembre llegó arrastrando el olor a calabazas, hojas secas y una avalancha de trabajo. La puesta en marcha del Nature Hub tiene a toda la fábrica moviéndose como un enjambre i