Tres minutos antes de que el reloj marque la hora de almuerzo, suena el teléfono en mi oficina. Lo contesto de inmediato, y al otro lado de la línea, la voz suave y cálida de David me dice:—Hola, Miriam. Estaré esperándolas en el vestíbulo.—Perfecto. Ya bajamos —respondo, haciendo un esfuerzo por mantener la voz casual.Cuelgo la llamada, me levanto del escritorio, tomo mi cartera y camino hacia la puerta. Me asomo y busco con la mirada el escritorio de Vanessa. Ella ya está atenta, con los ojos bien abiertos, esperando mi señal. Le asiento con la cabeza.—Nos está esperando —le digo.Apenas cierro mi oficina, veo que Vanessa se levanta enseguida, toma su abrigo con ese estilo suyo tan natural y elegante, y juntas caminamos hacia el elevador. Cuando llegamos al vestíbulo, lo encontramos de pie, recargado ligeramente sobre la pared, con las manos en los bolsillos de su abrigo largo color camel. El tono resalta sus ojos y armoniza con los matices neutros de su bufanda de lana clara y
Es sábado por la tarde y el clima no podría estar mejor: cielo limpio, viento fresco y el sol colándose entre las ramas de los árboles con una pereza que va perfecta con el plan del día. Llegamos a la pista de patinaje con ese aire despreocupado que acompaña a este fin de semana bien merecido. Somos un grupo llamativo: Bárbara, Tenté, dos chicas más del club y yo. Todas patinamos con elegancia, como si cada movimiento fuese parte de una coreografía perfectamente ensayada. No somos patinadoras profesionales, pero muchas de nosotras llevamos tiempo bailando pole dance, y eso se nota. Hay gracia en nuestras curvas, precisión en cada giro, y algo más…, algo sensual que capta la atención de todos a nuestro alrededor.La música acompaña con ritmos sugerentes, y cada una de nosotras se adapta sin esfuerzo, convirtiendo la pista en una pasarela de movimientos seductores. Por un rato, no hay nada más en el mundo que el sonido de las ruedas deslizándose y la libertad de sentirnos deseadas y fue
El cuarto es pequeño, sencillo, funcional. Una cama de sábanas blancas estiradas sin demasiada ceremonia ocupa el centro; a un lado, un pequeño sillón gastado y una mesa redonda con una lámpara de luz amarilla tenue. Las paredes, desnudas salvo por un espejo colocado estratégicamente frente a la cama, me recuerdan un poco a mi habitación del club..., pero sin la magia, sin el lujo, sin los detalles que hacen sentir especial el espacio. Aquí todo es más crudo, más real.Apenas cierro la puerta detrás de mí, nuestras miradas se encuentran, y es como si el mundo se encogiera a nuestro alrededor. James no pierde ni un segundo. En tres zancadas está frente a mí, sus manos toman mi rostro, me jala hacia él y me come la boca con besos desesperados, hambrientos.Me empuja suavemente contra la pared, sus labios recorren los míos con urgencia, su lengua se cuela entre ellos, enredándose con la mía. Siento sus manos recorrer mi cuerpo con un frenesí que se siente eléctrico. El simple roce de sus
No recuerdo que fecha era, si era de día o de noche, no lo sé, quizás llovía y creo que hasta hacía un poco de frío… bueno, tampoco estoy segura. Lo que sí recuerdo con claridad es que ese día recibí el ultimátum que oscurecería mi vida.Recuerdo la carta deslizada debajo de la puerta y el sello de la universidad estampado en el sobre, solo eso; así que no me pregunten por el contenido, porque no lo memoricé. Mejor pregúntenme por cómo me sentí, porque aún me estoy sintiendo fatal.Cada noche, el insomnio se apodera de mí, devorando mis sueños. Me cuesta un mundo esforzarme en los estudios y concentrarme en clase; todo se ha vuelto tan difícil para mí... Hace más de dos meses que intento conseguir un pequeño préstamo, y me siento frustrada al ser rechazada en cada intento de encontrar un trabajo. Aceptaría cualquier cosa, no importa qué, necesito con urgencia algo que me ayude a pagar el alquiler de este apartamento y las cuotas atrasadas de la universidad. Si no lo logro, no podré vol
Desde aquí abajo se nota la clase de personas que ocupan el área VIP, la mayoría son hombres que visten igual de elegante que Murgos.Le regresa la mirada y la veo con un rostro pasivo. Creo que no hay manera que yo termine rechazando su propuesta. Muero por subir a aquella zona y conocer a todos esos hombres con rostro de chequera. Así que asiento a su invitación y nos ponemos en marcha.Luego de subir el último escalón del área VIP, veo a cuatro hombres rodeando una mesa que soporta varias botellas de vinos, todo visten trajes de etiqueta, zapatos excesivamente lucrados, peinados acicalados y un olor a tabaco que se mezcla con una suave y exquisita fragancias de Christian Dior.No nos sentamos con los radiantes caballeros, Murgos termina sentándose en una mesa que está distante a ellos. Yo me siento frente a ella sintiéndome un poco intrigada y desilusionada.—Creí que estabas con ellos —digo muy cerca de su oído, el escándalo del bar me obliga alzar la voz.—Sí estoy con ellos… Es
La idea de tener relaciones sexuales con un extraño no sonaba tan complicada hace una hora. Me da un poco de susto verle desprenderse del nudo de su corbata con tanta desesperación, como si se tratara de un león hambriento frente a una atemorizada cervatilla. No me extrañaría si, de repente, tirara un rugido y se lanzara sobre mí para devorarme con todo y ropa. Le veo desabrochar los botones de su camisa y librarse de su cinturón; tardo un poco en reaccionar para también empezar a hacer lo mismo, levanto la basta de mi sweater hasta quitármelo por completo y me quedo solo con el oscuro sostén strapless que cubren mis senos, dejando a aquel hombre embelesado por el tamaño de estos. Él no pierde tiempo y de un solo bajón se saca el pantalón, dejando a la vista un boxer blanco que se amolda hermosamente hasta la parte baja de su entrepierna, lo cual me roba el aliento, hace que pierda el susto y me hace rogar para que aquella bocanada de aire no sea lo único que vaya a tragarme esta noche
No puedo creer que Giovanni Paussini sea uno de los universitarios con mayor índice de la facultad, un hombre poco interesado en lo que se discute en clases, que nunca se le ve visitando la biblioteca, que odia los trabajos en grupo y siempre pide trabajar solo. ¿A cuántos profesores ha llegado a comprar como para alcanzar tal puntaje? ¿Qué ganaría con eso?... De seguro solo busca aumentar su ego, presumir frente a todos. —¿Cuánto dinero te ha costado alcanzar ese puntaje? —le interrogo con descaro, sin apartar mis ojos de los suyos y sin recular mi rostro. —Que coraggiosa eres para hablarme de esa formar —sisea molesto, con sus ojos exaltados. —Solo te digo tus verdades a la cara. De seguro ni siquiera sabes que significa la sigla EBITDA y ya la rectoría te ha regalado el segundo lugar en la facultad de negocios. —¿EBITDA? Earnings Before Interest Taxes Depreciation and Amortization. «Mierda… Lo sabe». EL desgraciado sonríe victorioso y con arrogancia. —A ver… ¿Qué significa NO
Hace dieciocho días que Danna me llevó con ella para vivir juntas en la casa su mamá, en una pequeña vivienda ubicada en Kensington y a cinco kilómetros de distancia del callejón donde vivía. Por acá no es tan lujosos, las personas que viven por estas calles dan un poco de miedo, al igual que la calle por las noches, el ambiente de esta zona hace que se me dificulte a la hora de dormir; mas no me puedo quejar, por lo menos aquí tengo una cama donde dormir, aunque sea la misma que en la que duerme mi amiga, no importa; no importa que todas las noches Danna decida dormir abrazada a mí y que tenga que aguantarme el acalambré en mi brazo y que babeé mi hombro, lo importante es que no estoy durmiendo en la calle.Si estoy durmiendo bajo un techo es gracias a Danna, porque si fuera por su mamá ya estaría durmiendo bajo un puente; aquella señora solo sabe verme con ojos hostiles, ya han sido varias las ocasiones que la he encontrado haciéndole expresiones venenosas a su hija: «¿Y esta cuando