Capítulo79
Ella tal vez no respondería a esta hora. Cerré la ventana de chat y abrí las redes sociales, donde para mi sorpresa vi un conjunto de fotos despreocupadas que Miguel había publicado. No estaba solo, había otras personas también, mostrando varias copas chocando entre sí. Entre ellas, reconocí una mano: era la de Carlos.

Lo supe porque llevaba un anillo barato en el dedo, uno que yo le había regalado. Ver ese anillo ahora me hacía sentir algo inmadura y avergonzada. Era parte de un juego de anillos a juego; el otro lo tenía yo. Los había comprado para mi cumpleaños número 18, por 50 dólares.

Yo usaba el de mujer y le di a él el de hombre. En ese momento, bromeó diciendo que quería atraparlo.

Después de eso, nunca más se lo puso. Lo confronté al respecto, y me dijo que le daba vergüenza usarlo. Vergüenza de lo barato que era. Entendí lo que quería decir con eso: ¿cómo podría alguien de su estatus usar un anillo de apenas unas decenas de dólares? Pero ese anillo tan barato lo había comprad
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