¡¿Un aborto?!
Esta Beatriz sigue haciendo definitivamente de las suyas.
Aunque si quiere hacer tonterías, pues que las haga. Bastante tengo con mi ropa empapada como para andar preocupándome por sostener paraguas ajenos.
—¡No me importa que haga lo que quiera! —le dije a Paula.
—Pero ¿Cómo es que ahora no andas de santa? —hasta Paula se burla de mí, acaso se nota lo mucho que me metía en asuntos ajenos antes.
Solté una risa burlona —La santa se volvió villana.
—¡Ja, ja! —Paula rio divertida—. Me gusta.
Paula colgó y me apresuré a la oficina de demolición para entregar los respectivos documentos y firmar. El funcionario me entregó un papel indicando que tenía solo tres días para empacar todo y mudarme.
Aunque ya me había preparado mentalmente cuando vi el aviso de demolición, e incluso había empezado a empacar, no fue sino hasta que me dieron la fecha límite que realmente me cayó el veinte al saber de que mi hogar iba a ser demolido.
Por eso, cuando regresé al complejo, me quedé parada