BERENICE SPOTI
Por un breve momento nos vimos a los ojos, haciendo que el silencio se volviera profundo y solo el llanto de los niños se escuchara.
—Mario… por favor —dije sin desenganchar mi mirada de la de Carla. De inmediato mi sobrino corrió hacia la habitación donde estaban los bebés—. Brian lleva a los trillizos a su cuarto, todo ya está controlado.
—¡No! ¡Esa mujer tiene que pagar! —gritó Leonardo iracundo, era como ver a Eliot en miniatura. Tan feroz como su padre, como sus tíos, como un Magnani debía de ser.
—Y pagará… —dijo Luca al entrar y pasear la mirada por cada rincón, parecía analizar cada detalle. Supuse que si le explicara lo que en verdad había pasado, no lo creería—. ¡Niños! A su habitación.
Les habló con más firmeza de la que jamás había usado. A regañadientes, los niños entraron a la misma habitación donde estaban los bebés y cerraron la puerta con recelo. Lo último que vi fue el ceño fruncido de Leonardo.
—Berenice… déjala en paz —soltó Luca tomándome por s