14.
Alba

Al final de la velada, me sorprendió ver que Cristel estaba demasiado ebria como para conducir, así que Lucrecia se ofreció a llevarme. Yo acepté gustosa, pero Gian intervino.

—Yo puedo llevarla; no quiero que te desvíes, Luc —le dijo Gian con tono amable. Lucrecia arqueó una ceja un momento, pero luego se relajó y asintió.

—De acuerdo, cariño, cuídense.

Lucrecia se despidió de ambos con un beso y se fue en busca de Nerea, con quien ya me había despedido y con la que quedé para almorzar en unos días.

—Vamos, Alba —susurró Gian. Mis entrañas se contrajeron de deseo, pero traté de ignorarlo y lo seguí.

Nadie nos miraba extrañado. Al parecer todos confiaban en Gian y en su reputación intachable. Si tan solo supieran lo que hicimos...

Para mi sorpresa, Gian no hizo nada conmigo durante el camino a mi departamento. El hombre se mantuvo callado, tampoco intentó tocarme ni nada parecido; sin embargo, percibía una enorme tensión, una electricidad tan fuerte que me era imposib
Anna Roma

Par de calenturientos… ¡Si te gusta la novela, no te olvides de dejar tu reseña, voto y comentarios!

| 99+
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App