Augusto Carranza, un importante hombre de negocios, un hombre con mucho dinero, quiere tener un hijo con Dayan, su nueva y joven esposa, pero esta llevada por la vanidad, el dinero y su acomodada vida, decide no dañar su cuerpo con estos menesteres de embarazos y complicaciones que le causaban dolor de cabeza. Dayan buscará la manera de dar ese hijo que tanto anhela su esposo y para eso decide buscar entre jóvenes humildes y con muchas necesidades económicas, una en especial que pueda ayudarla en este delicado plan, como lo es el de alquilar el vientre. Dayan, en su ambicioso plan arrastrará consigo a la humilde joven, Valentina, quien necesitada de unos buenos millones, accede a cumplir este delicado trabajo, ya que su madre se encuentra muy enferma y el tratamiento es muy costoso, ella piensa que ha tocado el cielo con las manos, pero lo que descubre es que el infierno existe y más cerca de lo que imagina y aunque le dará la mayor alegría al señor Carranza y a su esposa, para ella significará perder lo que más ama, por esta razón deberá luchar y no dejar nada a su suerte, y para eso deberá buscar el apoyo y la protección del hombre que un día la despreció y humilló.
Leer másHacía un poco de calor y Valentina, quien se encontraba sentada en un elegante sofá de aquel gran salón de ejecutivos, decidió ir por un vaso con agua hasta el dispensador que se encontraba un poco alejado. Era una hermosa joven de atractiva figura, su piel morena y su cabello rizado, simplemente podría ser llamada, Diosa de Ébano. Muchas miradas la recorrieron toda, en especial, la del cirujano plástico George Cosío , quien no quiso perder la oportunidad de cortejarla y, dejando a la mujer con quien estaba llevando una conversación amena, decidió seguir el ritmo de las caderas de Valentina.
- ¿Agua? - dijo el Dr., mostrándole una botella con agua que había tomado de una de las mesas.
- ¿Disculpe? - preguntó Valentina, al no saber a qué se refería el Cirujano.
- ¡Solo preguntaba, si!... ¿Deseas agua?- Dijo el Dr., con una amplia sonrisa.
- ¡Si, gracias!, pero prefiero esta que está un poco más helada.- Valentina no recibió la botella que gentilmente él le ofreció y continuó llenando su vaso.
- ¿Desconfías de mí? ¿Piensas que echaré algo en tu bebida?
- ¡No he dicho tal cosa Dr. es solo que esta, está más helada! ¡Ahora si me permite, quiero ir a darme un retoque!. ¡Usted entiende Dr., cosas de mujeres!.- George, solo observó alejarse a Valentina, sus compañeros y amigos que se encontraban en el salón y observaban lo ocurrido, rieron a carcajadas; el buen Dr. Además de ser un buen cirujano, también era un don Juan. Al regresar al lado de sus compañeros, él reía burlonamente, esta vez no le había ido tan bien como otras veces.
La incomodidad de Valentina era evidente, estar en esta fiesta con todas estas personas de la alta sociedad que, solo hablaban de lujos, de dinero, de mansiones, de costosos viajes, hoteles, manjares y demás exquisiteces, se le hacía difícil seguir escuchándolos. Había sido invitada por la Dra. Carolina Carranza, su jefe, para que la acompañara, ya que era una reunión de los altos ejecutivos del gremio de la salud y la Dra., Carolina, era la gerente general de la clínica de su padre. Valentina era la secretaria de la Dra. Carolina, además de desempeñarse como asistente médico de la clínica privada de la familia Carranza, puesto que aún no había culminado su carrera como médico.
- ¿Te gusta mi asistente?- preguntó un tanto contrariada Carolina, al ver que el Dr., no le había quitado los ojos de encima a Valentina desde que llegaron al lugar.
- ¡No puedo negar que es muy hermosa, pero esa chica lo único que está buscando es a alguien que la saque de su pobreza! - dijo el Dr. con seriedad.
- ¡Sí, pienso igual, Valentina es una chica con muchas necesidades, …! Es pobre!.- respondió Carolina con aires de grandeza.
Mientras Valentina, se encontraba en el baño, retocando sus rizos, pensaba en lo aburrida que estaba, este tipo de fiestas no eran para ella, a ella le gustaba más el estar con gente como ella, que hablaran de temas un poco más interesantes que, presumir cuánto dinero poseían en sus cuentas o, con quien se habían acostado, en fin los ricos todos son así, pensaba. De repente escuchó una voz, que claramente sabía de quién era.
- ¡No tienes de que preocuparte, ni darte retoques, simplemente eres… hermosa!.- Valentina se preocupó, el Dr., George, se encontraba en la entrada del baño de damas impidiendo que ella pudiera salir.
- ¡Dr, si me disculpa, quiero salir, ya tengo que irme!.- Valentina estaba decidida a salir y se paró enfrente de él, para ver si este se hacía a un lado, pero el Dr. tenía otros planes. Se fue acercando lentamente hacia ella, mientras en su rostro se dibujaba una cínica sonrisa.
- ¡No se acerque más Dr., porque voy a gritar!
- ¡No hay necesidad de gritar, no voy a hacerte daño! - Dijo el cínico Dr., a solo un paso de ella. Valentina intentaba estar tranquila, pero no podía ocultar su miedo y decidió correr hacia la puerta para huir, pero fue tomada por un brazo y arrinconada con fuerza; sin pensarlo dos veces la tomó por el mentón y la besó con prisa y sin descanso; lo golpeó con fuerza para alejarlo, pero no logró conseguirlo. Un golpe en la entrepierna lo hizo caer de rodillas, y la mueca en su cara reflejaba el dolor que le había causado. Valentina, más que enojada, le asestó un golpe con el puño cerrado en la cara, haciendo que este se tocara la parte adolorida; momento que ella aprovechó para salir corriendo.
- ¿Qué sucede? - preguntó la Dra. Carolina al ver la prisa que traía su asistente. Valentina se detuvo, miró hacia atrás, para ver si su atacante la seguía.
- ¡Dra. yo…! ¡Me tengo que ir!
- ¡No, no te irás, hasta que yo lo diga!- Carolina, a cada momento le recordaba a Valentina, que era su empleada y que tenía que cumplir todas sus órdenes.
- ¡No me quedaré al lado de este maldito! - dijo Valentina al ver que el Dr. George se acercaba. Carolina intentaba calmar a Valentina, ya que no sabía de qué estaba hablando, la tomó por un brazo y la alejó de todos, porque varios médicos observaban sorprendidos a la histérica joven.
- ¡Esta mujer, es una mentirosa! ¡Jamás, le haría daño a alguien! - Le explicaba el Dr. a su amiga y colega, la Dra. Carolina, mientras miraba con furia a Valentina.
- ¿Qué es lo que ha pasado? ¡Por favor, George, dímelo!
- ¡Ella intentó seducirme, se me insinuó, pero le dije que no!, ¡Yo solo tengo ojos para ti, querida! ¡Y mira lo que me hizo! - dijo mostrando el golpe en su ojo.
- ¡Tú le estabas coqueteando!. - Carolina empezaba a desesperarse, por la actitud de su colega.
¡Solo le ofrecí una botella con agua!, ¡ella está confundida!. - El cinismo con el que hablaba El Dr. molestaron de sobremanera a Valentina, no era posible que la Dra. Carolina, le creyera más a él que a ella, ya que tenían años de conocerse y de trabajar juntas, pero en realidad lo que no sabía Valentina, era que su jefe, estaba locamente enamorada del cirujano y estaba enceguecida por él.
¡Necesito que te vayas a la oficina y termines el informe!. - Carolina estaba furiosa con Valentina; mentía acerca de ese hombre que tanto le gustaba. ¡Eso no lo permitiría!
La llegada, nuevamente, de la pareja, al trabajo, suponía un reto para ambos. Valentina seguía siendo la asistente del Dr. Ramírez, mientras que Augusto seguía siendo el gran jefe.En este primer día de trabajo, de regreso de vacaciones, Valentina se ponía al tanto de todos los pendientes, mientras que el Dr. pensaba en que era bueno retirarse a disfrutar con su familia de la buena vida de la que ahora gozaban; Tenía dinero suficiente para vivir con Valentina y sus hijas cómodamente, no quería estrés, ni trabajos pendientes, ni llamadas a molestar y mucho menos reuniones, solo deseaba disfrutar de su mujer y volver la niñez con sus pequeñas hijas, tenía que hablar con Valentina acerca de esta decisión, estaban las niñas muy pequeñas aún, y necesitaban a su madre en el día a día.Dayan se había enterado por los medios y las revistas de entretenimiento que el millonario Augusto Carranza, se casaría nuevamente con su joven prometida, la madre de sus dos pequeñas hijas. Fue un fuerte golp
- ¿Por qué actúas como si no supieras nada? ¡Una mente como la tuya debe estar enterada de todo! ¡Sabes en realidad quien soy!, Valentina.- Por desgracia sé quién eres, ¿pero eso no cambia las cosas entre las dos?- ¿Quién iba a pensar que eras mi hija?- ¡Tengo una madre y un padre que me quieren mucho!! ¡… Necesito salir de aquí, siento que me asfixio! Valentina, con lágrimas en los ojos, salió casi corriendo de la habitación. Augusto fue detrás de ella, y la abrazó queriendo protegerla.- No quiero verte llorar, me duele.- Es que no puedo creer que esa mujer sea mi madre! Me ha hecho mucho daño, ¡no.…!- ¡Sé que es difícil todo esto, pero trata de manejar bien tus sentimientos, no te llenes de odio, te hará más daño! La información de la evolución de Dayan fue dada a Valentina, estaba mucho mejor y pronto la darían de alta.Augusto sintió curiosidad de saber, ¿Cómo Valentina, se había enterado de que Dayan era su madre? Ella, ya bastante calmada, le dijo que había sido en casa de
- ¡Tú no eres la madre de Valentina, ella no es como tú!- ¡Pero claramente dice que soy su madre! - dijo Dayan con cierta dificultad para hablar.- ¡Pudiste haberla parido, pero no eres su madre! No la mereces! ¡Estaba feliz, porque mis pequeñas hijas no tenían nada que ver contigo y, ahora, resulta que eres la madre de Valentina! ¡Ojalá ella nunca se entere de tan desagradable noticia! - Augusto soltó su mano de la de ella, no le gustaba que Valentina siguiera sufriendo por los celos y odio de Dayan, le había hecho mucho daño y ahora tenía que cargar con la cruz de ser su hija.Ya en la clínica, Dayan fue llevada por los doctores, mientras que Augusto buscaría a sus hijos y a Valentina, los encontró en la sala de espera, él queriendo olvidar un poco la noticia de la que se acaba de enterar, buscaría aclarar algo que le estaba dando vueltas en la cabeza.- Papá, ¿cómo está Dayan?,- Preguntó Carolina.- ¡Va a estar bien!, por ahora necesito una explicación de las jóvenes aquí presentes
Los detectives y él habían hecho un buen trabajo, ya la policía tenía al par de malandros que irrumpieron en el apartamento, Una fuerte suma de dinero pasó Augusto por debajo de la mesa a policías corruptos para dar su merecido a este par, además para saber quién los había contratado.Este par no esperaron mucho para hablar de quien los contrató, El Dr. García, les ofreció una fuerte suma de dinero, para que abusaran de ella delante de Augusto y luego la asesinaran para que no hablara acerca de la inseminación. Esto era aberrante, pensaban Augusto, ¿Qué caso tenía hacerle daño a una joven que fue víctima de las circunstancias? ¿Cómo pudieron pensar en hacerle daño a ella y de paso a toda la familia?Augusto pidió que cuando los mandaran a la cárcel les dieran la bienvenida que se merecían, ya que los policías tenían todo perfectamente planeado para hacer que sufrieran al máximo.A la hora de la cena, el buen Dr. Se ofreció a ayudar en su preparación, su hija Carolina sonrió, su padre
La llegada de Carolina y Sebastián, a la ciudad, alegraron a Augusto, este sería el perfecto distractor para olvidarse un poco de lo que Valentina no quería decirle. Los recibió en su casa, ellos notaron la ausencia de Susan y de Esmeralda.- Han pasado muchas cosas, desde la última vez que estuvieron en la ciudad. - dijo Augusto, mientras cenaba con sus hijos.- ¡Esta casa se siente vacía sin las risas de Susan y los regaños de la abuela!- Dijo Carolina. - ¡Susan y mi madre, están en casa de Valentina!- ¿Por qué en casa de Valentina? - preguntó Sebastián.- ¡Porque... Valentina es la madre de Susan! -Para Sebastián y Carolina, esto pareció ser un mal chiste de su padre.- ¿Pero y… Dayan? -Continuaba preguntando Sebastián.- ¡Dayan, me engañó, primero dijo que se inseminaría, luego que ya estaba embarazada y resulta que García, alquiló un vientre y resultó que esa mujer a la que inseminaron, fue a Valentina!- ¿Por qué Valentina haría
Valentina estaba tomando una ducha tibia, al terminar buscó algo que pudiera ayudar a tapar su desnudez, solo encontró una bata, Augusto se levantó y se colocó sus ropas, saldría a comprar algo de comer, necesitaban reponer las fuerzas que habían perdido en tan deliciosa faena de la entrega total.- No tardo, voy por algo de comer, necesita que le traiga algo, a la mujer que me ha hecho el hombre más feliz de la tierra. - dijo Augusto besándola apasionadamente.- ¡No tengo nada para ponerme, usted rompió mi vestido!- La quiero sin ropa, la quiero así, permítame observarla y disfrutarla toda.Augusto salió del apartamento, prometió no tardar y estar nuevamente con ella. Valentina, en verdad deseaba cubrir su cuerpo, no le gustaba estar así, se sentía vulnerable estando sin ropa.Mientras él regresaba decidió recoger y organizar todo, hizo una llamada a su madre, y quedó mucho más tranquila al saber que todo estaba bien.Se estaba quedando dormida, cuando escuchó ruidos en la puerta, p
Último capítulo