CAPÍTULO 03"UNA ENCRUCIJADA EN EL BOSQUE OSCURO"

Un estruendo muy fuerte retumba, se escuchan gritos de batalla... En el laboratorio de magia se encuentra Lían que desde una ventana mira a los Elfos guerreros corren armados.

En medio de gritos desesperados... Ella sale y se encuentra a los Elfos luchando contra unas criaturas llamadas Orcos seres despiadados y muy fuertes, Lían tomado su cetro y corre a la batalla. Pero se sorprende al ver que los Orcos no son los únicos que los atacan —¡Elfos oscuros! —exclama Lían.

—¿¡Pero?! ¡¿qué hacen aquí!? — se preguntaba ella... Dos Orcos la ven entre la multitud en pánico y se lanzan sobre ella; pero Lían los confronta con su magia, realiza un conjuro y crea un hechizo de fuego para atacarlos.

Uno de ellos lo esquiva, el otro queda envuelto en las llamas, en su desesperación se tira al suelo y rueda, pero el fuego no se apaga —Llamas eternas, un hechizo que no puedes contra restar fácilmente — dijo ella mientras sonreía.

El Orco lleno de enojo por la muerte de su compañero corre hacia ella y comienza a lanzar golpes como loco, Lían con dificultad los logra esquivar y con un movimiento de su cetro, dispara un ataque de magia contra el Orco, pero no le atina «¡Rayos! Falle» pensó ella.

—¡Estás muerta! — le gritó el Orco mientras corre hacia ella.

—Ja, no lo creo imbécil. — le respondió ella.

Se puso de rodillas y puso las manos en la tierra, cerró sus ojos y haciendo una conjuración, controló las raíces de los árboles del lugar que salieron con gran velocidad desde el suelo y sometieron al Orco, Mientras se enrollaban en su cuerpo.

Luego ella levanto su mano y cerró el puño, las raíces comenzaron a apretar el cuerpo del Orco hasta hacer sus huesos añicos... De pronto otro de ellos la ataca golpeándola en la espalda, ella cae, su cetro queda a metro y medio de distancia.

Otro Orco aparece tomando a Lían de la raíz del cabello levantándola a tres metros de suelo... —Es hora de que mueras, m*****a Elfa. — dijo uno de ellos y levantando su enorme puño se prepara para acabar con la vida de Lían.

Jacob escucha un estruendo, de inmediato pensó en la princesa así que decidió correr a buscarla, mientras la llama a gritos, ve como muchos Elfos corren aterrorizados, de pronto siente a alguien detrás de él así que se voltea y ve una criatura inmensa, era un Orco.

Jacob se asusta y huye... de pronto se encuentra con Lían ella está mal herida, él se acerca a ella, trata de despertarla, pero no puede, Lían está inconsciente... Una rama cruje a un costado de Jacob, él voltea la mirada y lo sorprende un Elfo oscuro, su piel era pálida, su cabello negro como la noche, sus ojos eran rojos; su vestimenta era oscura, adornada con picos, huesos y plumas de cuervo, esté lo levanta violentamente de la camisa —Miren un engendro humano. — Dijo el Elfo oscuro.

Jacob le dice —¡Ya suéltame infeliz! — el Elfo se ríe y le contesta —Parece que tienes carácter mocoso, adelante muéstrame lo que puedes hacer — Y lo empuja Jacob cae fuertemente al suelo.

Sus ojos se ponen vidriosos, trata de sostener su llanto, de pronto escucha una voz, pero esta es diferente de la anterior, esta voz proviene de la espada... el comienza a mirar en todas partes buscándola y la logra divisar no muy lejos de él, se encuentra dentro del taller de Lían sobre una mesa hecha de grades piezas de madera, en ese preciso momento Jacob corre a tomar la espada demoníaca.

Jacob toma la espada... De pronto el arma desata una gran energía que sube por su brazo, llegando hasta su frente, el sello del hechizo se debilita cada vez más, la voz de la espada le dice —¡Lucha! —

De repente resuena en todo el bosque una explosión, un fuego purpura incandescente que se levanta como una columna enfrente de los Elfos y Orcos.

Una gran nube de polvo cubre toda la tribu... Los enemigos no pueden ver nada, una extraña figura se mueve velozmente, detrás de las densas cortinas de polvo a causa de la explosión; de una forma monstruosa comienza a atacar a los Elfos oscuros y a los Orcos sin que estos puedan defenderse.

Sin poder ver nada, solo escuchan un rápido zigzagueo, rezumbando por todo el lugar. Y sus vidas extendiéndose a un lapso tan corto como un respiro, antes de que puedan percatarse, uno por uno que ha llegado dl final de sus vidas, tras el corte de una hirviente espada y dos ojos que brillan como llamaradas detrás del polvo que se agita en el aire.

¡General Gerald! — Dice uno de los caballeros, el general le mira y este le señala una gran colina de humo que se levanta a un kilómetro de ellos, Gerald dice —¿¡Qué rayos es eso!? — Ewyine le responde.

—No sé, pero viene de la tribu de los Elfos si no me equivoco —, ellos se miran, Gerald —Caballeros ¡rápido! ¡No perdamos tiempo! — Y cabalgando se dirigen al lugar.

Pero después de avanzar unos cuantos metros se topan con una gran barricada de enormes árboles que obstaculizan el paso. 

—¿Esto lo hicieron los Elfos? — preguntó uno de los caballeros llamado Tomás, otro caballero llamado John le comentó

—No, esto no es algo que ellos harían... — respondió.

—¿Seguro? —le preguntó Tomás.

—... — John no supo dar una respuesta, él no estaba convencido... Ewyine se acerca a la barricada y la examina con cuidado —Hmn, pareciera ser como una especie de muro de contención — les comentó a ellos, Gerald le respondió —En efecto, así es —.

Tomás —Pero ¿para que los Elfos pondrían una barricada para contenerse? —

Gerald le respondió —Ellos no lo harían ese es el punto —Uno de los caballeros los llama de repente, para mostrarles algo que encontró, todos se juntaron con él y vieron en el suelo varias huellas, estas eran muy grandes. 

—¡Orcos! — exclamaron todos, Ewyine le preguntó al general.

—¿Señor que hacemos ahora? —.

El general Gerald le respondió —No losé. —.

Lían se despierta y se incorpora con dificultad, estando todavía algo aturdida, pasan unos minutos antes de ver una silueta caer al suelo, el polvo comienza a disiparse lenta mente y ve a Jacob, corre de inmediato a verle y ve la espada en su mano, se da cuenta que algo ha pasado, cuando el polvo se disipó por completo ella observa muchos cadáveres en el suelo descuartizados, mira a Jacob tendido en el suelo, sus ropas ensangrentadas... Y supo que había sido él, con temor lo levanta y lo lleva a descansar, luego toma la espada y la guarda.

Ella lo observa una última vez y dice para sí mismas —¡El hizo todo eso solo! ¿Qué clase de poder yace palpitante dentro de él? — luego se va a revisar las bajas de los soldados de su tribu y a informale todo lo acontecido a su padre.

—Princesa ya puede salir todo está bien — dijo Lepanto mientras susurraba.

La princesa emerge de un pequeño cuarto secreto, que se encontraba debajo de una mesa.

—¡¿Pero ¡¡¿qué fue lo que paso?! — preguntó Karolina con angustia; el jefe tribal Lepanto le respondió —Bueno, tal parece fuimos atacados... —.

De pronto escuchan pasos acercarse, —¿Quién anda allí? — preguntó Lepanto.

—¡Papá soy yo! — le respondió Lían, —Tengo algo que contarte... — le dijo ella.

Después de media hora Jacob despierta, se encuentra en una cama reconfortante, dentro de una habitación hermosa, él no recuerda que fue lo que pasó después de tomar la espada... Y al salir de los aposentos, observa a un guardia, el guardia le habla —¡¿Ya despertaste?! Bien acompañame niño. Jacob le responde —Si señor. — entonces el guardia le lleva a otra habitación, al llegar le pide que entre y espere ahí, Jacob asiente con la cabeza, entra y espera sentado en una hamaca, en la cual se mese.

De pronto entra Lían en la habitación, —Muy bien Jacob tú y yo tenemos que hablar— comentó.

Jacob —En serio y ¿sobre qué? —.

Lían — Háblame de lo que paso hace casi una hora —.

Jacob —La verdad no lo sé, no recuerdo nada —.

Lían —¿Cómo no vas a recordar? — Jacob hace un gesto despreocupado con sus hombros.

—De verdad, no sé, solo recuerdo tomar la espada y luego todo se puso confuso... — respondió. Lían —Ya veo, niño. — enunció con desdén.

—No me digas niño — replicó Jacob, —¿Por qué te molesta eso? — Pregunto Lían. 

Jacob se cruza de brazos y no dice nada. Lían —Volviendo al tema, quiero decirte que el arma que tienes es de origen Demoniaco— comentó. —Y un arma así solo pude ser usada, únicamente por un Demonio. — aseveró.

—¡No! Yo no soy un demonio. — exclamó Jacob, con un tono algo fuerte, Lían le responde —Espera, espera Jacob, escucha, es lo más lógico solo piénsalo; que hay de todo lo que me dijiste sobre el cómo conseguiste la espada. —

Jacob se rasca la cabeza —Lo que tú me dices no tiene sentido — Dice él.

Lían —Por todos los dioses, Jacob solo considéralo por un momento... piénsalo solo un momento. — 

Jacob —No hay nada que deba de considerar... tú estás loca. — pero eso no solo era descabellado para él... lo que Lían le decía le causaba miedo, si eso fuera de alguna manera cierto, Jacob no podía pensar en lo que sería de él después, cuando en el reino se enteraran; seguramente lo matarían.

Jacob restriega sus manos en su pantalón y le dice a Lían que necesita un momento, entonces sale del lugar y se va... mientras camina se acuerda le la princesa, —¡Rayos! Karolina — Dice él y corriendo comienza a buscarla, va de aquí a ya, preguntando por ella, hasta que se topa con un guarda del jefe tribal y le pregunta por ella, él Elfo le dice que lo acompañe, Jacob lo sigue y entran en un tronco de un árbol, seguidamente suben una escalera de caracol hasta llegar al final, cruzan un puente colgadizo, llegando a una hermosa casa de árbol, donde la princesa se encontraba.

—¡Karolina aquí estas! gracias al cielo — Dijo Jacob, la princesa se voltea —¡Oh! —¡Hola Jacob que gusto verte, estaba muy preocupada! — Dijo ella, —Ah sí, lo que paso fue algo impresionante — respondió Jacob con un tono algo inexpresivo

—¿Impresionante? ¡No! Fue aterrador. — Jacob —Bueno quizás un poco — Karolina lo mira, algo confundida por su actitud, tan hermética, como si él ocultara algo.

¿Está todo bien? — pregunto ella, —Síii. — Dijo él, se miran por un momento, mientras un silencio incomodo crese en medio de ellos, pero es interrumpido por uno de los guardias, —Niño vamos está oscureciendo y tienes que volver a tu nicho — le dijo el guardia, Jacob se despide de la princesa y se retira del lugar.

Más tarde, Jacob se encuentra en su lugar de descanso, pensando en si se quedara allí para siempre, mientras escucha a lo lejos el sonar de los grillos y el revolotear de los murciélagos... suspira —Rayos la princesa duerme en una cómoda y abrigadora cama y yo aquí, sobre un poco de pargas de heno y hojas frías — Exclamo él de repente, de pronto aparece Cila Hari —Hola, te... traje u...unas mantas — Jacob la mira con un ligero sentimiento de sorpresa en sus ojos —Gracias — dijo él tomando las mantas, Cila Hari —Sí, yo solo pensé que podías tener frio — respondió mientras se frotaba el ante brazo.

Jacob le sonríe, ella esboza una sonrisa pequeña y se retira y Jacob se prepara para dormir.

Silencio absoluto... Todo está oscuro... De pronto un gran anillo de luz se enciende, Jacob esta frente a él, una gran corriente de aire le arrastra directo al anillo, Jacob

divisa, un campo de flores, que se mueven suave mente por el viento.

Una voz se escucha a lo lejos, Jacob levanta la mirada y la voz se hace más clara... está le dice —El agua refleja lo que somos, el agua te muestra lo que acontecerá —. Jacob observa y está de pie sobre un lago, de pronto se hunde.

Una luz poco a poco le comienza a rodear Jacob se pregunta que es los que está pasando, mira la luz y esta vez le muestra a una gran criatura como una gran serpiente que se mueve y retuerce lleno de ira.

Escucha llantos y gritos, de pronto un destello enceguecedor y truenos resuenan por doquier, Jacob ve lo que parece una guerra feroz, todo tipo de criaturas luchando entre sí, él se asusta y trata de huir, pero la voz le dice —Alto no lo hagas, solo mira — Jacob mira atrás, unos hombres con grandes capuchas, ellos están en círculo y una extraña nube negra los rodea.

luego esa imagen cambia, se transforma y aparecen quince armas ante él y una más que tiene en mano, la espada escarlata... Jacob pregunta —¿Qué está pasando? — La imagen cambia de nuevo y esta vez le enseña a lo lejos una gran torre que llega hasta el cielo venirse abajo... La voz le dice —Mira he aquí al león que puso en lo alto su trono, criatura salvaje, imponente, despiadada, no te fíes de su belleza porque su apetito es voraz, ha puesto ejército de miles alrededor de él, pues la guerra es su deleite, ten cuidado cuando te tienda la mano, sus caras muchas son... Él ha engañado al mundo. Astuta víbora, demonio cruel. — la imagen cambia nuevamente, Jacob mira de nuevo y esta vez una oveja que se convierte en lobo y el lobo en oveja una y otra vez.

La voz le dice —Cuídate de las apariencias, estas son solo espejismos que nos engañan ya que solo nos muestran lo que queremos ver — Jacob grita pidiendo que pare, luego escucha una bulla a la distancia como si se tratara de un agonizante eco... De pronto un grito... Jacob se levanta, su piel esta empapada en sudor, su corazón palpita tan fuerte que el casi puede escuchar su latido —Demonios, que fue eso — dijo él mientras se escurría el sudor de su frente, —Dioses fue solo un sueño nada más — Dijo Jacob con un tono de alivio, antes de percatarse que afuera avía mucho ruido, se levanta preguntándose qué es lo que está pasando.

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