Salí de la oficina de Donovan, con el cabello revuelto, la ropa mal organizada y con la dignidad por el piso.
— ¡Hola querida! — Me saludo Octavio.
— Hueles a se*o — Me dijo mientras caminaba a mi lado.
— Te odio, y también odio a mi vagina por ser tan traicionera — Le dije.
Octavio empezó a reír.
— Es Donovan Gross, no podría juzgarte jamás por haber jodido con él — Me dijo.
Yo me detuve y lo mire a los ojos.
— ¿Soy una idiota verdad? — le pregunté.
— No, solo te gusta el buen se*o — Me dijo.
— Ahora me siento peor — Le dije.
— Te invito a almorzar, así despejas la mente un poco — Yo negué cona cabeza.
— Después del ejercicio que hiciste con Gross lo mas recomendable es comer algo — Le di un golpe a Octavio por estar bromeando con eso.
— ¡Deja de molestar! — Le advertí.
— No es mi culpa, me tocó decirle a la secretaria que se fuera de su puesto, tus gritos sonaban por todos lados, hasta me puse cachondo al escucharlos — Me dijo él.
— Pensé que eras gay —
Octavio se rió.
— Lo soy, me