Lorena estaba a medio lado en la camilla, ella lloraba por ratos, yo estaba nervioso por esto, la verdad es que no sabía que hacer, me sentía como un inútil.
— ¿Te duele mucho? — Le pregunté mientras le acariciaba la espalda.
— Siento que me va a partir en dos — Me dijo entre jadeos.
— Lo siento — Le dije.
Ella se dió la vuelta y me miró.
— ¿Por qué te disculpas? — Me preguntó.
Yo quería decirle muchas cosas, la verdad yo necesitaba disculparme por tantas cosas que le había hecho.
— Por ser un imbécil, por hacerte sufrir, por no decirte antes que te amaba, y también por embarazarte — Le dije.
Lorena sonrió un poco y después arrugó el entrecejo.
— Te disculpo, ahora por favor llama al doctor, creo que ya es hora — Me pidió.
Yo asentí con la cabeza y salí de la habitación.
Corri en busca del doctor, Lorena se veía ya muy cansada y adolorida.
— Doctor mi mujer ya va a parir — Le dije.
El doctor asintio con la cabeza y camino conmigo a la habitación de Lorena.
Cuando llegamos ella estaba