Decidir
-Estoy a punto de hacer caridad. Obviamente no tienes ni una Mena. -Se quejó Ashven, caminando por el pasillo con las manos en los bolsillos.
-Te pagaré. -Replicó Ana, saliendo tras él.
La mirada divertida del hombre le bastó para entender que no la tomaba en serio.
-Voy detrás -Añadió ella, señalando la puerta para que avanzara y retomara el camino.
Caminaron en silencio, solo acompañados por el sonido de sus pasos. Ashven no parecía tener apuro; avanzaba con esa calma insolente que lo caracterizaba, sin mirar atrás.
Ana, por su parte, no sabía si sentirse aliviada o incómoda. La sombra que había visto aún le rondaba en la cabeza, pero con él allí, la sensación de peligro se disipaba un poco. Siempre podía empujarlo y correr. Cuando por fin llegaron al pasillo que conducía a las habitaciones, Ashven se detuvo.
-Allí -Dijo, señalando hacia el corredor donde se encontraba el cuarto de Ana.
Ella asintió y dedicó una pequeña sonrisa.
-Gracias por… acompañarme. -La palabra “Ayud