Imperial Moon
Lo que había ocurrido mientras Ana quedaba sola en el bosque a la llegada de Ashven a Imperial Moon no fue otra cosa que risa.
Cuando Ashven cruzó las puertas de la fortaleza, el murmullo en el gran salón fue inmediato.
Las mesas de madera se llenaban con el sonido de platos, botas y risas; pero en cuanto lo vieron empapado, con la ropa sucia y los cabellos apelmazados por el barro, la atención se volcó hacia él.
-Miren, volvió el héroe. -Anunció uno con sorna.
-¿Solo otra vez? Pensé que iba a traer otro cadáver del lobo que lo mordió. -Añadió otro, provocando carcajadas.
-¿Y la prisionera? -Volvió a preguntar el primero desde el fondo, burlón.
Ashven soltó un bufido, empujando la puerta de madera del salón principal.
-Vendrá detrás de mí. -Contestó con ese tono áspero que usaba para no admitir nada.
-¿Ah, sí? -El comentario vino acompañado de carcajadas.
Ashven pasó entre ellos sin decir más palabras. El filo de su mirada bastó para que algunos bajaran la vista, aunqu