No te detengas
El grito desgarrador retumbó en sus oídos. Ana lo reconoció, era un sonido recurrente de sus pesadillas. Pero esta vez no parecía ser la misma escena, no veía los rostros borrosos de sus padres recibiendola al mundo con decepción y angustia. Podía oírla de forma lejana, como el sonido que no puede pasar debajo del agua, era eso, ella estaba en el agua, sumergida en la oscuridad del fondo. La belleza del río de la mañana en el que casi muere no estaba en el sueño, parecía sumergirse en agua estancada, pesada y oscura, sin vida, sin fauna.
Las voces se esclarecían por momentos, y podía entender.
Eran los susurros de las mucamas de la casa del Alfa “Todos saben de la maldición que nos golpea por su culpa, La tierra no da frutos, los animales desaparecen. Este invierno va a matarnos con la escasez” Los gritos de niños crueles “Bruja” La voz de su padre “Esta niña está maldita” Todas juntas resonando mientras seguía bajando a lo profundo.
Es una pesadilla, se repetía con