Era el último día de la primera temporada, así que Lía, sintiendo que sus energías fueron reforzadas por la gran noticia de que pronto todo iba a cambiar, decidió trabajar en un último capítulo que fuera especial, que impactara.
—Que sea una bomba —se dijo.
Se sintió aquel día como si jugara a perseguir un globo que era llevado por el viento.
Se tomó la tarea de escribir en su computador todo lo que sucedería en el capítulo (tenía la costumbre de hacerlo con los episodios que eran importantes o complejos, cuando necesitaba que todo estuviera perfectamente organizado).
Le pidió a Oliver que no fuera a interrumpirla, así que él le dejó la comida lista para que ella comiera cuando sintiera hambre, aunque sabía que no lo iba a hacer, pues Lía tenía la costumbre de no comer nada cuando se obsesionaba con