Lo que pasaba con las discusiones es que dejaba los rastros del drama. En el caso de Oliver, toda su ropa quedó en las maletas y el dinero estaba arrojado en la cama.
Y después de semejante tormenta, debía sacar toda su ropa de las maletas. Se sentía avergonzado, no sabía cómo actuar.
Él no estaba acostumbrado a las discusiones, con Erika no discutían, ella no era de las que alzara la voz o llorara. Cuando se enojaba, se limitaba a irse y al día siguiente actuaban como si nada hubiera pasado.
Pero con Lía todo era diferente. Comenzaba a darse cuenta que todo era más real, más del tipo que, si había una piedra molestando el zapato, había que quitárselo y sacarla.
Lía en este caso le ayudó a organizar la ropa. Se veía pálida, de muy mal color y muchísimo más delgada. Quería creer que era porque estaba tras