Lía vio a Oliver salir de la habitación y mirarle fijamente con rostro descompuesto.
—Lía… —Se sentó a su lado, en un sillón color oscuro—. Malentendiste lo que le dije a mi hermana.
—Estoy segura de lo que escuché.
—Sí, lo sé, pero lo que le quise decir no fue eso —intentó aclarar, hablaba con tono calmado, completamente diferente a como lo hizo hacía un momento.
Las manos de Lía temblaban y estaba segura de que debía verse pálida.
—Toda esta situación es difícil para mí —confesó Oliver—. Claramente no me siento cómodo con mi vida tal y como está. —Apoyó sus codos sobre sus piernas, inclinándose hacia la chica—. Y lo sabes, sabes mejor que nadie por todo lo que he tenido que pasar. Y yo quiero progresar, mejorar mi vida, pero no s&