—Vaya, lo dice la que se malpasa con las comidas y se alimenta con sopas instantáneas —soltó Oliver con comida en la boca, masticó lentamente mientras la observaba.
—Bueno, es que no me queda tiempo —confesó Lía con rostro serio—. Me siento cansada todo el tiempo, el trabajo me consume por completo.
Oliver apreció las ojeras de la joven. Era cierto, trabajaba demasiado. Aquella pequeña habitación la consumía por completo.
La primera impresión que tuvo de Lía era de una joven descuidada de sí misma, que era desinteresada de la vida y las personas, hasta creyó que era algo grosera. Pero no pudo estar más equivocado.
Lía era responsable, empática, bastante emocional y que se preocupaba mucho por quienes la rodeaban. Era demasiado trabajadora, casi rayaba en una obsesión, tal vez su único defecto, pues est