Lía dejó de dibujar y volteó a verla. Erika hacía sonar como que el senador Foster era un hombre sencillo, humilde, que apoyaba a sus hijos en todo y no los presionaba. Ahora se preguntaba qué sucedió en realidad para que un hombre tan bueno arrojara a su hijo a la calle.
—Pero mira como es la vida, cuando Erika lo vio sin dinero, no titubeó en dejarlo —siguió comentando Julieta—. Creo que todo esto le ayudó a Oliver a abrir los ojos y por eso su cambio tan radical. Ahora se ha vuelto más maduro, creería yo. ¿Puedes creer que pensó en comer de la basura? Me lo dijo hace poco, que tenía tanta hambre que al ver a una persona de la calle rebuscar en la basura, pensó en hacer lo mismo. Supongo que si llegas a esos extremos, ya no te importa tanto lo que tienes o la imagen que aparentas ante la sociedad.
—Vaya… —Lía estaba sin