Me desperté temprano, mucho antes de que Rosa subiera a tocar la puerta como de costumbre. La ansiedad me había robado el sueño desde la noche anterior. Alejandro me había dicho que me pasaría a buscar a las once, que tenía planeada una sorpresa para mí. No quiso darme más detalles, solo me pidió que usara ropa cómoda y que llevara el corazón abierto.
Ropa cómoda. Corazón abierto. ¿Qué significaba eso? Me levanté con la cabeza llena de conjeturas y el pecho con un cosquilleo extraño, mezcla de emoción y de nervios. Me vestí con un pantalón sencillo de lino, una blusa blanca de tirantes y una chaqueta ligera. Frente al espejo me descubrí dudando si maquillarme o no, y terminé haciéndolo con sutileza. No quería verme como alguien que iba a un evento formal, pero tampoco quería que se notara demasiado el cansancio que todavía arrastraba.Cuando bajé, Rosa estaba en la cocina terminando de preparar café. Me miró de arriba abajo, con esa mezcla de madre y amiga que tanto la carac