Apenas Andrés terminó de hablar, antes de que Sonia pudiera responder, su teléfono comenzó a sonar.
Sonia alcanzó a ver el nombre en la pantalla —Erwin.
Andrés miró el nombre, le echó una mirada a Sonia, y luego se dio la vuelta para contestar.
No se sabía qué dijo la persona al otro lado, pero Sonia notó cómo su ceño se frunció de inmediato mientras volvía a mirarla.
—¿En serio? —respondió él—. ¿Y luego qué?
—Entendido.
Tras esa breve respuesta, colgó directamente.
—¿Erwin acaba de llamarte? —le preguntó a Sonia.
—Sí.
—¿Desde cuándo son tan cercanos ustedes dos?
Sonia arqueó una ceja.
—¿Una llamada telefónica nos hace cercanos?
—Dice que su vuelo llega mañana a Puerto Cristal, y la primera persona a quien le avisó fue a ti, no a mí. ¿Eso no los hace cercanos?
Mientras hablaba, el ceño de Andrés se fruncía aún más.
Sonia guardó silencio.
Andrés se mordió el labio y finalmente logró contener sus emociones antes de continuar:
—No dejes que te engañe.
—Parece muy caballeroso, pero en real