—Aquí tienes.
Al llegar al estudio, Fabiola le entregó directamente un sobre.
Sonia sintió curiosidad, pero lo tomó. Al abrirlo, encontró un cheque y una nota.
—En la nota, había información de un vuelo.
Sonia se estremeció y miró fijamente a Fabiola: —¿Esto es…?
—Mi avión privado, el vuelo ya está reservado —dijo Fabiola—. Destino: Aqualis. Claro, una vez allí puedes ir a otro sitio en coche, o si tienes algún lugar en mente, dímelo y te ayudo a organizarlo.
La voz de Fabiola era tranquila, cada palabra clara y precisa. Pero Sonia parecía no entender lo que decía.
—¿No quieres irte? —le preguntó Fabiola—. Ya se han resuelto todos los asuntos de grupo Fuentes, no tienes ningún lazo aquí, puedes irte.
—Pero…
—Tranquila, me encargaré de Andrés, no te dejará ir.
Solo entonces Sonia comprendió, y con voz temblorosa preguntó: —¿Qué pretende usted hacer?
Fabiola solo sonrió levemente.
Sonia mordió su labio y dijo: —No sé qué conflicto tienen usted y Andrés, pero… esto es asunto entre él