Capítulo 381
La mirada de Andrés se detuvo por un momento en la tienda de artículos para bebés, antes de abrir la puerta del coche.

Antes de que él subiera, Sonia ya se había corrido hacia el otro lado, mirando por la ventana, evidentemente tratando de mantener la mayor distancia posible con él.

Andrés lo notó, pero no dijo nada.

Mientras el coche avanzaba, Sonia habló de repente: —¿Podrías dejar de encerrarme? Tranquilo, ya no voy a hacerme daño en el embarazo. Lo he pensado bien, y pase lo que pase... el niño es inocente.

—No puedes tenerme encerrada todo el tiempo. Si no estoy enferma, terminaré enfermándome por este encierro —su voz era suave, como si estuviera conversando tranquilamente con él.

Andrés entornó los ojos y agregó: —Si no quieres quedarte en casa, de ahora en adelante te llevaré conmigo al trabajo.

Sonia se detuvo un momento y lo miró.

—No estoy bromeando —dijo Andrés rápidamente, como si supiera lo que ella estaba pensando.

Sonia esbozó una mueca: —¿No temes que robe los secretos
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