Pero como si conociera sus intenciones, Andrés se anticipó: —Señor Romero y señorita Fuentes, ¿son muy amigos?
La pregunta sorprendió a todos, quienes recordaron la relación pasada entre Andrés y Sonia. El señor Romero sintió un escalofrío. Sonia, imperturbable, sonrió: —Somos amigos.
Andrés asintió: —Si es así, entonces todos somos iguales, no hay necesidad de formalidades.—Alzó su copa. Nadie se atrevió a negarse.
Sonia, sin entender sus intenciones, levantó su copa también. Después de beber, Andrés se dirigió al señor Romero: —Si no recuerdo mal, el proyecto de Metrópolis es de su empresa, ¿verdad?
—Sí—— respondió apresuradamente el señor Romero con una sonrisa —Gracias por su interés, señor Campos.
—Me parece un proyecto excelente. De hecho, CUMBRE tiene ideas de desarrollo similares.
El rostro del señor Mora cambió de inmediato. Sonia percibió la tensión. El señor Romero, sin deseos de competir con Mora, respondió: —¿Ah, sí? No había oído hablar de eso. Lástima, este año nuestra e