Sonia no quería ser el blanco de la situación, pero Andrés, con sus provocaciones hacia el señor Romero, había creado una tensión innecesaria. Sonia desconocía la razón de la enemistad entre ambos, pero sabía que el señor Romero era muy susceptible al orgullo, y cualquier humillación recibida se la cobraría a ella más tarde. Por eso, tuvo que intervenir.
Andrés permaneció en silencio, jugando con su copa, mirándola fijamente con una expresión sombría. Sonia llenó su copa de nuevo: —Aproximadamente, dentro de poco tiempo se celebra el décimo aniversario de la fundación de Lin, así que aprovecho para felicitar al señor Mora.
El señor Mora, aunque incómodo, levantó su copa: —Señorita Fuentes, es usted muy amable.
Andrés sonrió: —Parece que la señorita Fuentes y el señor Mora tienen una buena relación.
—El señor Mora ha sido muy amable conmigo—respondió Sonia.
—En ese caso, ¿podría la señorita Fuentes darme una recomendación para la colaboración con Lin? Como usted mencionó, lleva tiempo a