Capítulo 18
La mano de Sonia, que colgaba a su costado, finalmente se cerró con fuerza. Por primera vez, miró directamente a Ana.

Ana le sonreía. Sus grandes y redondos ojos aparentaban una total inocencia.

Después de sostenerle la mirada un momento, Sonia también sonrió.

—Bastarda —pronunció.

Las palabras tocaban su punto más sensible.

Al instante, el rostro de Ana se descompuso. Sin pensarlo, extendió la mano y empujó a Sonia al suelo.

Fue una reacción instintiva. La ira consumió rápidamente su razón, y solo después del empujón notó lo inadecuado de su acción.

Ya era demasiado tarde.

La voz sorprendida de Regina resonó: —¿Qué está pasando?

Ana se quedó inmóvil, girándose para intentar explicar, pero Regina ya había pasado junto a ella.

El brazo extendido de Ana quedó suspendido en el aire.

Sonia se incorporó rápidamente por su cuenta. —Estoy bien —dijo con una risa irónica.

Su actitud era idéntica a la de Ana, pero con un sarcasmo mucho más cortante.

Regina no lo notó, limitándose a mirar a Ana
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