Después de aquel día todo se intensificó un poco más, aquel sentimiento que ambos sentíamos cuando estábamos juntos, cuando nos entregábamos a aquella pasión.
Mentía a mis amigos para escabullirme hacia la medina, me escapaba a su casa y me entregaba a él, entregaba mi cuerpo a aquel hombre sin pensar en nada más, sin pensar en que en tan sólo unos días me marcharía a España y no volvería a verle jamás.
Apenas hablábamos demasiado sobre lo que sentíamos, sobre la situación o sobre nada importante en realidad, tan sólo hablábamos de cosas mundanas, de nuestra vida antes de conocernos y de nuestra familia.
El día anterior había sido maravilloso, me había llevado al mirador y me había hecho