Capítulo 89.
Capítulo 89.
No sabía si lo que sentía era rabia, miedo o una mezcla de ambos. Abrí la puerta de la oficina y, al instante, mi teléfono empezó a sonar como si no tuviera vida propia. Eran llamadas de periodistas, mensajes de WhatsApp, notificaciones de redes sociales explotando en tiempo real. Todo a la vez.
Me apoyé contra el marco de la puerta, respirando hondo. Aún tenía a Adrián en brazos; su pequeño cuerpo temblaba un poco, confundido por el caos que lo rodeaba. Jorge estaba fuera, vigilando la entrada, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, como si estuviera dispuesto a aplastar al mundo por protegernos. Lo miré, y él solo asintió, dándome un gesto de tranquilidad que no podía sentir de verdad.
—Esto se ha salido de control —susurró.
—Lo sé —respondí, tratando de no dejar que la voz me temblara—. Pero no voy a perder. No aún.
Encendí el ordenador, y allí estaban los titulares. La pantalla se llenaba de frases que jamás pensé que vería: “Corrupción en la familia Sandoval: Ar