Contrato con el enemigo doble identidad
Contrato con el enemigo doble identidad
Por: Hari Ramírez
1. Decisiones

Chris aprieta la hoja en su puño, arrugándola, haciéndola bolas, queriendo estar frente de él y matarlo. Reconoce que después de todo su madre tenía razón, dejarlo con vida era su mayor error, una vez más el peligro los acecha, pero principalmente a su hija.

«Debo hacer algo, no puedo permitir que Aimara caiga en su red, nunca me lo perdonaría»

Está tan sumergido en sus pensamientos que no escucha cuando Greta, su secretaria, entra a la oficina.

—Buenos días, señor, ya todo está dispuesto para que se encuentre en el restaurante con el cliente, está hecha la reservación y su chofer lo espera abajo —le informa.

—Gracias, Greta.

Agarra sus cosas y sale de su oficina para encontrarse con el cliente, aunque en ese momento lo único que quisiera hacer es correr hacia dónde está su hija y encerrarla en algún sitio donde Robert nunca pueda llegar a ella, pero sabe que eso es imposible, por lo que tendrá que buscar otra estrategia.

Luego de dos horas de intentar negociar con su cliente para que acepte su propuesta, tiene un nuevo contrato firmado, lo guarda en su maletín viendo la hora, su hija debe estar por llegar, han quedado en almorzar juntos.

—Vaya, vaya, pero miren a quién tenemos aquí, el hombre cuya empresa ha quedado en segundo lugar nuevamente —George se acerca a él con una gran sonrisa en sus labios.

—Puedo comprender que te sientas orgulloso de eso, un hombre que nunca había ocupado ese lugar y que esta vez lo haya conseguido por segunda vez. Disfrútalo, porque te aseguro que te durará poco.

—Según las estadísticas, no es lo que parece que va a ocurrir, pero no te seguiré echando a perder el día.

Aimara entra al restaurante y a lo lejos ve a su padre conversando con su rival, quedando sorprendida, pero a medida que se acercan y ve que la conversación no es nada agradable, decide hacer de las suyas, hacerle sentir a su padre el momento por el que ella paso.

—Buenas tardes caballeros —sonríe coqueta hacia el rival, ofreciendo su mano el cual él recibe— es un gusto poder conocerte finalmente, nunca había tenido la oportunidad.

—El placer es todo mío —le sorprende un poco que la hija de su rival lo trate de esa forma, aunque la mirada de reojo que eventualmente le da su padre, le da una ligera idea del por qué lo hace, así que le sigue el juego—, espero que en otra oportunidad podamos encontrarnos y tomarnos un café, apuesto que tendríamos conversaciones interesantes.

—Me encantaría —saca una tarjeta de contacto y se la entrega—, llámame y podremos disponer de un día para ese café.

Chris los ve interactuar con molestia, pero sabe cuál es el objetivo de ella, por lo que se traga sus palabras esperando a que su hija deje de comportarse de forma infantil.

—Ahora me despido, que tenga un buen día señorita.

Aimara lo ve partir con una sonrisa de oreja a oreja, hasta deja escapar un suspiro mientras se sienta frente a su padre.

—Un hombre guapo, bien hecho, uno así me gustaría tener.

—Si sigues por ese rumbo, terminarás en un convento —La amenaza molesto.

Aimara suelta la carcajada al ver que ha logrado su objetivo, lo ha molestado, ahora no es solo ella la que tiene que tragar grueso y seguir riendo.

Al llegar a casa del trabajo, Chris sigue pensando en aquella carta y lo sucedido luego con su hija y, es entonces, cuando una idea cruza por su mente, aunque le resulta que es una total y completa locura.

Al poner en una balanza los pros y los contras, prefiere verla casada con su rival antes que en las manos de Robert haciéndole daño.

Le escribe a su asistente pidiéndole que concrete una cita con George Damon, además de pedirle que eso se mantenga en secreto, solo lo van a saber ellos tres.

A la mañana siguiente, en hora de la tarde, su secretaria le informa que el señor Damon tiene disponible para verse con él dentro de una hora y le pasa a su jefe el número de teléfono de George.

—Damon, tenemos que hablar —es lo primero que dice apenas le contesta la llamada.

—Después de la conversación que tuve con tu hija, no esperaba recibir ninguna otra sorpresa, pero este interés que tienes por conversar conmigo en privado, se lleva el premio.

—Te enviaré la dirección de un pequeño restaurante a las afueras de la ciudad. Se cauteloso en salir. Allá te lo explicaré todo.

—Solo espero que no estés planificando matarme, después de todo, soy tu mayor rival.

—Nunca me mancharía mis manos con tu sangre, de querer derrotarte, preferiría hacerlo en el ámbito profesional.

—Bien, nos vemos allá.

Una hora después, se encuentra en aquel restaurante, Chris es el primero en llegar y pocos minutos después George, sus escoltas personales se quedan a una distancia prudencial, dándole el espacio que requieren sus jefes para que haya conversación.

—La situación es esta, en mi familia hay un viejo enemigo que resulta que es el tío de mi madre y, esta vez, ha aparecido para amenazar a mi hija, por lo que necesito de tu ayuda para ocultarla.

—¿Qué ganaría yo con esto? —no le importa lo que pueda pasarle a su familia, solo lo que ganara con ello.

—10% en las acciones de mi empresa —le propone, sintiendo el sudor helado correr por la espalda.

—Es muy poco a cambio de resguardar la vida de tu hija —se aprovecha, con una leve sonrisa en los labios.

—15% —suelta un poco el nudo de la corbata.

—¿Vale tan poco la vida de tu hija? —le da un trago a su café, tirando un poco más.

—¿Cuánto esperas obtener? —le pregunta molesto, sabiendo que solo se aprovecha de la situación.

—40% es lo justo, mantener a tu hija con vida en una situación como ésta, no será nada fácil, tú qué llevas años de casado debes de saberlo mejor que yo.

Chris se molesta al escuchar su cifra y lo que insinúa, pero se pone a pensar si tiene alguna otra alternativa y no es así, por lo que no le queda de otra que sacrificar semejantes suma de dinero a cambio de la vida de su hija.

—Bien, acepto. Más te vale que sepas cuidarla, no la enamores y mucho menos la embaraces.

Lo señala esperando que cumpla con su palabra.

Se quedan un rato más en el lugar poniendo por escrito ciertos acuerdos, cláusulas y demás. Ambos se quedan con una copia y se lo envían al abogado para que lo redacte para mañana mismo, ya que luego de firmarlo harán la pequeña ceremonia donde esperan, solo estar los implicados Laura y Cris y nadie más.

En cuanto Chris llega a casa, ve a su esposa e hija sentadas en la sala conversando pasando un buen momento y es consciente que está a punto de arruinarlo, es el momento de contarle lo que está sucediendo o al menos en parte.

—Hola, amor, ¿cómo te fue hoy en el trabajo? —Laura se pone en pie y le da un beso.

—¿Te pasa algo papá? estás algo pálido —le pregunta preocupada.

—Está pasando algo serio, lo cual me ha llevado a tomar una decisión drástica, solo espero que ustedes puedan entender y me apoyen sobre todo tu Aimara.

Baja la mirada, sin poder ver a su hija a la cara.

—¿Qué es lo que sucede ahora papá? —lo ve asustada.

—Tu vida está siendo amenazada en este momento, no puedo dar detalles de ello por la seguridad de ambas, por lo que he tomado la decisión de que mañana se va a firmar un acuerdo prematrimonial e inmediatamente después… te vas a casar.

Le cuenta finalmente escuchando las infinidades de preguntas por parte de ambas. Espera que se calmen un poco.

—¿Te has vuelto loco papá? ¿Cómo es que me voy a casar? ¿Con quién? —vuelve a preguntarle colocándose frente a él, asegurándose que la escuche.

—Te vas a casar con George Damon.

—¿Con George? ¿Tu rival empresarial? ¿Acaso esto lo estás haciendo por lo que hice ayer en el almuerzo? Después dices que la inmadura soy yo, no estoy dispuesta a casarme con ese hombre, ya me quitaste lo que más amo, no voy a permitir que también me quites mi libertad.

—No tienes libertad en este momento, te casas con él o muy probablemente termines…

Chris no le es posible terminar la frase, la sola idea de que su hija termine muerta, hace que le robe el aliento, tiene que impedirlo a toda costa así la tenga que obligar.

—Esto solo es una treta más, has acabado con mi vida, al parecer es tu misión.

Aimara corre escalera arriba encerrándose en su habitación, mientras que Chris se sienta en el mueble apoyando su cabeza de sus manos, sintiéndose cansado, angustiado, tan solo espera estar tomando la mejor decisión.

—Ahora que estamos solos, ¿podrías explicarme qué te ha llevado a tomar esa decisión tan precipitada? —se sienta junto a él esperando a que responda su pregunta.

—Robert, él está en medio de todo esto, este acuerdo solo será por un año, mientras que resuelvo este problema. Lo siento si las defraudé, pero pienso que es la mejor alternativa para tener a nuestra hija a salvo.

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