El te estaba caliente. Elizabeth sintio como reccorria su garanta y la quemaba durante el proceso. Deberia hacer disimulado mejor pero un gemido doloroso escapo de su boca humeante.
-Deberias esperar unos segundos- Rebecka le quito la taza de ceramica blanca y fina de las manos.
-Tal vez tu deberias hacerlo menos caliente- se habia olvidado de la etiqueta al roze de sus manos con la suya.
Las dos rieron al unisono. Antes de que Elizabeth comenzara a interpretar el papel de la niña herida y con el puchero. Rebecka tuvo que contenerse para no tomar en su boca ese labio inferior que sobresalia.
Constanza entro en ese momento, ella tambien queria un te. Federico la seguia, casi en la punta del pie para agarrarle la mano.
-Madame, desea su te con un toque de limon- dijo Federico mientras hacia una reverencia.
Todas rieron mientras Constanza lo tomaba y lo hacia sentarse a su lado. Aun era demasiado pequeño para poder manipular ese te caliente que Rebecka preparaba tan bien.
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