El corazón de Eloise se entristeció al pensar en su hija. Arianna se había negado rotundamente a verla después de su último encuentro. Había pasado un tiempo desde que Eloise había visto a su hija y no podía evitar preguntarse si Arianna había sufrido durante su estancia en prisión.
—¿Mi hermana? Nathaniel levantó una ceja y soltó una risita cínica—. Si mi memoria no me falla, soy el único hijo tuyo y de papá. ¡No tengo una hermana!
—Técnicamente, lo es —respondió Eloise con calma. —Aunque tienen padres diferentes, yo os di a luz a los dos. Eso la convierte en tu hermana.
—¡Ella no es! Nathaniel estalló en ira—. Si ella es mi maldita hermana, entonces ¿por qué creció en el lujo y consiguió todo lo que quería? ¿Por qué ella tiene un padre y una madre mientras yo no tengo nada y tuve que soportar que me llamaran bastardo no deseado?
—Si ella es mi hermana, ¿por qué podría tener una vida fácil y llamarte abiertamente “mamá” en público, mientras yo tuve que esperar a que me contact