Se quedan así unos minutos más, relajando sus respiraciones y sintiendo como sus cuerpos se van acostumbrando a es nuevo sentimiento que los embarga.
Matías no deja de acariciar la espalda de su princesa, mientras ella se siente protegida por el hombre que ama.
—Debo ir a trabajar… —dice Charlize de mala gana, mirándolo a los ojos.
—No vayas, quédate conmigo —le dice Matías, besando una de sus manos y mirándola con intensidad.
—Tengo que ir, hoy es la continuación del juicio y ya que mi madre no está, debo ir yo.
—Entonces te llevo, pero antes…
Matías se mueve, la toma entre sus brazos y se la lleva a la ducha, Charlize no deja de reír feliz, mientras él se mete dentro y abre la llave, dejando que el primer chorro de agua fría los moje.
—¡Ay, Matías, te voy a matar!
—Mejor abrázame y dame un beso.
Ella lo obliga a bajar para capturar su boca y poco a poco la cosa se enciende de nuevo. Matías la levanta para que Charlize lo rodee por la cintura con sus piernas y luego la aprisiona cont