CAPÍTULO 74: EL ENCIERRO
Derek
Me recuesto en el sillón del pent-house, rodeado de papeles y carpetas. La ciudad se extiende más allá de los ventanales como una mancha de luces. El aire acondicionado zumba con ese ritmo constante que siempre me ha resultado tranquilizador. Casi no hay ruido, es tarde, demasiado tarde para estar trabajando, pero el insomnio me ha ganado otra vez.
Tengo una copa de whisky a medio terminar sobre la mesa mientras que mi mente está en Maddison. Su imagen me sigue a donde vaya, la forma en que temblaba entre mis brazos cuando la hice mía, sus ojos al borde de las lágrimas y yo… yo fui un cobarde. La dejé ir sin decirle que la amo, la deje ir sabiendo que se casará con otro.
Me froto los ojos y dejo caer la cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo. El silencio se vuelve pesado, como una advertencia. De pronto escucho un golpe seco.
No un golpecito tímido, es algo más violento, como si alguien pateara la puerta con la suela de una bota. Me incorporo de i