CAPÍTULO 67: A LA SOMBRA DEL PODER

Vanessa

El aroma a tabaco caro flota en el aire, envolviendo la oficina de mi padre en un halo de sofisticación y autoridad que siempre me ha fascinado. A lo largo de los años, he aprendido a sentirme en casa en este espacio, rodeada de madera oscura, cortinas pesadas y ese leve aroma amaderado que siempre asocio con él.

Camino con paso firme hasta el sillón frente a su escritorio, ese trono desde el que ha movido el mundo a su antojo. Él levanta la vista cuando me siento, con una ceja apenas arqueada y una media sonrisa en los labios. Sus ojos grises me escrutan con esa intensidad que me enseñó a no temer, sino a admirar.

—Padre —lo saludo con calma, cruzando las piernas—. Todo está bajo control.

Él deja el cigarro en el cenicero de cristal con un gesto medido. Sus dedos se entrelazan sobre la mesa, como si estuviera dispuesto a escucharme con toda la paciencia del mundo, aunque sé que no necesita mis explicaciones, pero aun así, lo respeto demasiad